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Mes: mayo 2015

Lagartija, el inocente al cual José Serrano declaró culpable (2)

Su madre, una gran pérdida
Cuando habla de cómo se deteriorió la salud de su madre desde que lo llevaron a prisión, Byron se indigna. "Como toda persona mayor, tenía ciertos problemas de salud y estaba todo controlado. Pero cuando ocurrió el caso se empeoró y después fue muy difícil que se puediera recuperar. Trabajaba, sí. Pero nunca más volvió a ser ella. Porque los problemas siguieron, no terminaron. Siguen hasta este momento".
Foto: La madre de Byron Velásquez, cuando este se encontraba encarcelado.
"Ella siempre tenía miedo que me 'siembren' droga o me embarquen en algún problema. Todas las semanas hinchas del otro equipo (Barcelona) venían a lanzar piedras a mi casa. Mi madre tenía que salir a frentear. Parecían mandados por la Policía (responsable de la muerte de Arenita, según la Fiscalía) que me quería ver envuelto en algún delito, porque a veces andaban cerca uniformados, pero no hacían nada para protegernos. Así eran nuestros días hasta que la constante tensión de mi madre la llevó a la tumba".
Cuenta que desde noviembre del 2012 ha debido tener mucha serenidad para evitar verse involucrado en hechos violentos. "Si yo respondía igual seguro hoy estuviera en la cárcel. La Policía me quería preso. Ellos veían como atacaban mi casa, como insultaban a mi madre, como no respetaban el bien ajeno y no hacían nada. Ha sido un acoso constante. Daba coraje. Indignacion. Ahí era cuando se agravaba mi mamá, porque ella salía al frente. Incluso, en la Fiscalía de Durán no hay denuncia de esos hechos porque no le aceptaron cuando fue mi madre. Los primeros meses fueron los peores, poco a poco la situación fue bajando. Pero aún no termina".
"La policía me acosó mucho. Si yo salía a una fiesta llegaban al sitio, hacían apagar la música y se terminaba la celebración por orden de la Policía. Si me iba al estadio siempre nos seguían policías, a veces incluso vestidos de civil. Querían que yo caiga por cualquier cosa, en el más mínimo error para llevarme preso. Eso era lo que querían. Mi vida ha sido un verdadero tormento", asegura el hincha del club eléctrico.
 

Lucha constante para sobrevivir
¿Cómo sobrevive Lagartija sin empleo fijo?, "Por ahí me ayudo con la barra (Durán 70, célula de la histórica Boca del Pozo)", responde. Trabaja contratando buses para llevar aficionados de Emelec a otras ciudades. Por cada viaje le queda "algo" de ganancia. Además, vive con su hermano mayor que tiene un trabajo fijo y es quien solventa los gastos del hogar. "Ahí nos ayudamos", dice. A su pequeña niña lo respalda en la manutención la mamá. "Yo apoyo con lo que se pueda; no es mucho, pero apoyo para sobrevivir", comenta.
Cuenta que ha buscado empleo, pero es muy difícil que se lo den. "Para tener un trabajo con todos los beneficios de ley tengo que estar limpio (se refiere a su récord policial). Porque eso exigen las empresas. Mientras tanto, nadie puede contratarme porque estoy 'manchado' gracias a un error policial".
"Trato de salir todos los días a ver qué encuentro para vender. Me invento una y otra cosa. Lo que me pueda dejar unos cuantos dólares. Antes también lo apoyaba su madre, quien lo mantuvo desde niño con lo que ganaba vendiendo almuerzos en su casa. La herencia de ella: una cocina industrial, ollas, mesas, sillas y demás utensilios está ahí, en la humilde vivienda donde Byron vive, en Durán. Pero dice que no tiene algún capital para aprovechar esos recursos y continuar con el negocio de venta de comidas.
Foto: Byron Velásquez en el funeral de su madre (foto original de Diario Extra).
Aunque también aspira a que algún empresario emelecista le dé la oportunidad de trabajar. Al momento quienes más lo apoyan son hinchas azules que tienen negocios pequeños. Ellos le compran camisetas, jarros, llaveros o cualquier recuerdo del equipo eléctrico que él se proponga vender. Eso le deja "unos dólares", pero no le da la estabilidad que un padre de familia de casi 30 años de edad necesita para sostener su hogar.
Confía que "en su debido momento" el abogado Hernán Ulloa, su defensor, inicie todas las demandas contra quienes, e incluso el Estado ecuatoriano, le ocasionaron la afectación moral, psicológica y humana a su vida. Ese momento va a llegar, él tiene toda mi autorizaron para resolver esta situación. "Sea una demanda internacional, lo que haya que hacer llegará. Todo les va a llegar… Mientras tanto, tengo que seguir así: Sobreviviendo como antisocial".
¿Cree que habrá alguna forma de reparar los daños causados?, se le pregunta. Todos no, asegura, porque la pérdida de su madre, una mujer a quien -cree- le destruyeron la salud con lo que le hicieron a él, es irreparable. "De nada valdrán las disculpas públicas. Ya destruyeron mi vida. Pero la justicia llegará. Si ya metieron presos a los policías aceptando que fallaron, también deben aceptar que conmigo se equivocaron queriendo culparme de un crimen que no cometí…".
En cuanto a Emelec, recuerda que su madre siempre le insistió que controle su pasión para así evitar algún inconveniente, quizás. Ella tenía miedo que lo involucren en cualquier delito. Era el temor más grande. "Pero después del problema amo más a Emelec. Le dedico el 100% porque no tengo un trabajo. Aquí en Ecuador así seas inocente, basta que tengas alguna ficha policial para que estés anulado como ser humano". Al final sostiene: "Siempre pienso que, pese a la adversidad, Dios obró en mi caso porque hubo tantos vídeos que me salvaron, que me devolvieron a la libertad. Que si hubiese sido en época en que no había tecnología estuviera preso todavía y el asesino de Arenita libre…".

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Lagartija, el inocente al cual José Serrano declaró culpable

Le dicen Lagartija. Amigos, conocidos y hasta ciertos familiares lo llaman así. Aunque no le agrada mucho, al hincha de Emelec Byron Velásquez Briones tampoco le molesta. Un apodo no es nada -comenta- para las persecuciones, acosos y frustraciones que vive desde el 4 de noviembre del 2012, cuando, injustamente, fue detenido como el asesino del seguidor de Barcelona George Michael Murillo León, horas antes de un clásico del astillero en Guayaquil.
Foto: Byron Velásquez, el hincha de Emelec, durante su confinamiento en la cárcel. Imagen tomada del blog Sol Naciente.
"Antes mi vida era mucho más fácil", dice. Antes, nadie identificaba a Lagartija. "Pasaba desapercibido. Pero hoy llevo sobre mí una marca, la marca de un criminal. Desde que me culparon de un crimen que no cometí", expresa antes de detallar que el daño ocasionado por aquel error policial no solo fue haber perdido su libertad durante 23 días, sino el funeral de su madre, Norma Briones, el amor de su vida, cuya salud se deterioró desde que lo involucraron en el asesinato.
Pero Byron tiene otro amor: Emelec, y este año vivió uno de los episodios más frustrantes de su vida, cuando se le negó el ingreso a Chile por la frontera con Perú, debido a que, en los registros de ese país figura como un criminal. "Fue bien lámpara (triste, feo)", expresa, mirando al piso y sonrojado del coraje e impotencia que a ratos lo invaden. 
"Siempre había podido estar con mi equipo en varios países. Ahora, con ayuda de gente que me aprecia y trabajando en lo que sea, había hecho el esfuerzo para apoyarlo en Santiago (ante la Universidad de Chile por la Copa Libertadores) y no pude. Me lo prohibieron. Me frustraron. Me quedé en la frontera hasta que la barra regrese, como todo un antisocial, por tener antecedentes penales. Esos que me endilgó la Policía y que salió a divulgar el ministro del Interior, José Serrano, pese a que yo era inocente", expresa.
Foto: Byron Velásquez, con la camiseta de Emelec, en una campaña antiviolencia para las barras de los equipos del Astillero (Imagen de azulyplomo.com).
Aún tiene claro el recuerdo de su permanencia en la Penitenciaría del Litoral. Más aún aquel 6 de noviembre, dos días después de la muerte de 'Arenita', como le decían al hincha de Barcelona. Dice que estaba recostado en el corredor del pabellón, cuando otro interno lo llamó para que vea la noticia del caso. Ahí escuchó al ministro decir: "Con la prueba electrónica se determina (refiriéndose al hincha azul) que utilizó un arma de fuego…, lo que da más certeza a la investigación judicial". (AUDIO del ministro José Serrano, cuando afirmó a EcuadorInmediato que en efecto Byron era responsable del crimen.)
"Había huellas de pólvora en mi mano, porque prendí fuegos artificiales no porque disparé. Y me expusieron como un criminal. Ahora es muy difícil componer todo".  Hasta hoy el Estado ecuatoriano no le ha dado una disculpa pública. "Nunca. Nadie me ha dicho disculpas por lo que pasó o me han llamado para decirme: Queremos arreglar esta situación". "Para ellos (las autoridades policiales y el ministro) es como si no ha pasado nada. Como si la marca que han dejado en mi vida no ha existido. Siguen sin hacer nada para reponer el daño causado".
Y el ministro del Interior, que fue quien salió a decir y casi asegurar que usted era el asesino, ¿ha hecho algo para reponer el daño? (Byron Velásquez en Diario El Universo en la que exige disculpas.).
"Nadie me ha buscado. Ninguna autoridad política o policial", asegura. Y pese a que en determinado momento, poco después de haber salido de prisión, le pidiera al ministro Serrano que, así como lo "sentenció", se disculpara, no hay respuesta. "Ya se lo he dejado todo a Dios. Todas las situaciones tienen su final. Tendrá que llegar algún día la justicia para mi. Toda la vida no va a ser igual", dice algo resignado.
Piensa un poco. Mira a su hija, de 4 años, que lo abraza con ternura, y dice: "Sí, me gustaría que algún día recapaciten, aunque ya no hay ninguna forma de remediar lo que ha pasado. Con pedirme disculpas no va a revivir a mi madre, no van a recuperar el daño psicológico que hemos sufrido; no van a borrar los recuerdos de las experiencias terribles que he experimentado al ser señalado".
Pero el daño moral y psicológico no es lo único que afecta a Byron Velásquez, también está fija aún una "mancha" en su récord policial. No puede encontrar un empleo. Ante la justicia figura como un antisocial. "Ahorita nadie me da un empleo, sobre todo por la exposición pública que sufrí. No solo es terrible estar marcado en la justicia. Pasar por cualquier lugar y escuchar: 'Ahí va Lagartija'; 'Ese es Lagartija, el que estuvo preso', también es terrible", sostiene.
Considera que no toda la gente lo ve como una víctima, hay quienes se quedaron con la imagen de un antisocial. "Hay personas que piensan que soy una persona mala. Solo por el hecho de que me mostraron por sospechoso de un crimen que no cometí se 'enamoran' (fijan) de uno. No puedo andar tranquilo porque no falta uno que diga: 'Ahí está el emelecista que estuvo en la cárcel'; 'Ahí está Lagartija'".

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