Skip to main content

El veneno viene del cielo

  • mh
    11 de marzo de 2018

Lise Josefsen y Rebeca Calabria, Danwatch
Encontramos un gran surtido de barriles, tinas y cubos de pesticidas en un pequeño cobertizo junto a una de las muchas pistas para avionetas fumigadoras a lo largo y ancho de las provincias bananeras de Ecuador. Los numerosos contenedores dan testimonio de lo que realmente hay bajo la pegajosa llovizna de la que somos testigo en los campos del banano. Es última hora de la tarde y las fumigaciones han terminado a excepción de las avionetas que vuelven a la pista.
El 
nombre Dithane 600 aparece en muchos de los bidones. Es el aerosol químico más común en la producción bananera ecuatoriana, y está permitido en la UE. Otro de los pesticidas, uno que vemos en un cobertizo alambrado en una plantación bananera, es GramoxoneSu principio activo es Paraquat, que está prohibido tanto en toda la UE. Jorge Acosta es piloto de avionetas fumigadoras retirado. Ha rociado toneladas de pesticidas sobre las plantaciones bananeras ecuatorianas, y sobre cualquier otra cosa que estuviera directamente bajo sus alas.
"Al principio, no sabía nada sobre los riesgos”, reconoce. Más tarde empezó a ser consciente del daño y en una conferencia, un toxicólogo nos dijo que podíamos beber un galón de Mancozeb, y que no nos pasaría nada ". Acosta le invitó a hacerlo él mismo delante de los allí presentes y el toxicólogo declinó la invitación.
"El peor pesticida aún en uso"

Antes de llegar a la historia personal de Acosta, detengámonos en uno de los siete productos químicos que están prohibidos en la UE, pero que se rocían a diario sobre las plantaciones bananeras de Ecuador: el paraquat.
Alexander Naranjo es ingeniero ambiental. En 2017, publicó el estudio The Other War: The Pesticide Situation” en Ecuador para la organización ambiental Acción Ecológica, que mostró que había 26 ingredientes activos de plaguicidas en la producción bananera de Ecuador.

"El paraquat es verdaderamente tóxico. Es el peor pesticida que todavía se usa en Ecuador ", dice Naranjo. Un estudio de 2016 de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. mostró un vínculo entre paraquat y el riesgo de bronquitis crónica, trastornos metabólicos e incluso la incidencia de la enfermedad de Parkinson. Varios países europeos habían prohibido el paraquat antes de 2003, pero desde 2007 se convirtió en algo ilegal para toda la UE.
El paraquat es altamente tóxico y causa un daño inmediato si entra en contacto con la boca, el estómago o el intestino, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. El paraquat provoca reacciones químicas tóxicas en el cuerpo, principalmente en los pulmones, el hígado y los riñones, y también puede causar una mutación celular.
Dependiendo de cuánto se ingiere, el efecto tarda entre algunas horas y semanas antes de que las consecuencias de la exposición a la toxina sean evidentes. Estos pueden incluir insuficiencia cardíaca, renal y hepática, cicatrización de los pulmones, coma, edema pulmonar, y la muerte.
Según el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermdades en EEUU, no existe un contra agente que pueda tratar a los pacientes envenenados con Paraquat. La autoridad estadounidense para la prevención de enfermedades recomienda que, si el Paraquat se deposita sobre la ropa, debe retirarse lo más rápido posible, y si está en una camisa, no debe quitarse por la cabeza, sino cortarse y colocarse en una bolsa. Si la sustancia entra en contacto directo con la piel, debe lavarse de la manera más rápida y exhaustiva posible. Tanto Paraquat como Dithane 600, con su ingrediente activo Mancozeb, son familiares para Helle Raun Andersen, un experto en medicina ambiental de la Universidad del Sur de Dinamarca. "Mancozeb es un fungicida y se sospecha que afecta la función tiroidea. Si las mujeres embarazadas están expuestas, puede afectar al feto, porque su cerebro en desarrollo depende de las hormonas de la glándula tiroides de la madre. Esto se ha demostrado en estudios de mujeres embarazadas y en estudios en animales ", dice Raun Andersen. El paraquat, por otro lado, es un herbicida, explica. "El paraquat y el diquat están
relacionados. Ambos son herbicidas que queman e irritan. El paraquat es el más peligroso, y la razón por la que no está permitido en la UE es porque daña los pulmones y su efecto puede ser extremadamente duradero ".
La enfermedad interminable
 
Bidones plásticos vacíos son la evidencia del uso constante de productos químicos en el sector bananero, los restos suelen quedar en las cabeceras de las decenas de pistas para avionetas desde Esmeraldas hasta la provincia de El Oro
Las lesiones físicas y perceptibles más inmediatas no son las más graves, según el epidemiólogo Jaime Breilh, rector de la Universidad Andina en Quito y autor de varios estudios sobre los efectos de las aspersiones de plaguicidas en la salud de los trabajadores bananeros. Jaime Breilh explica que es posible que el componente cancerígeno no se manifieste de inmediato, pero podría manifestarse uno o incluso diez años más tarde, según lo nocivo que sea. Una cosa es el daño que provoca un pesticida en particular y otro, el método que se aplica para fumigar las plantaciones. Aproximadamente una vez a la semana una avioneta sobrevuela sobre cada una de las plantaciones de la región haciendo círculos lo suficientemente anchos como para llegar a todos los bananos y esto hace que algunas veces caiga también parte del pesticida sobre las poblaciones.
En promedio, el número de fumigaciones ha aumentado de 22 a 45 por año por plantación en Ecuador. Esto quiere decir una aplicación por semana, según el informe de Alexander Naranjo.
La UE reconoce que la fumigación aérea puede tener graves consecuencias negativas para la salud humana, y trata de evitar estas secuelas sobre los ciudadanos de la UE, gran cliente de las exportaciones bananeras de Ecuador. Por lo tanto, desaconseja la fumigación aérea de cultivos con pesticidas, a menos que existan condiciones excepcionales que hagan que la fumigación sea una ventaja en lugar de un riesgo para los humanos y el medio ambiente.
Sin embargo, en el caso del banano, corren riesgos para la salud, tanto los consumidores europeos al consumir un producto rociado con pesticidas nocivos, como los propios trabajadores de esta industria o los familiares que viven con ellos.
Niños bajo una nube de pesticidas

El capitán Acosta tomó conciencia de los agrotóxicos que por aspersión regó sobre las plantaciones cuando empezó a sufrir los efectos en su salud, entonces organizó a trabajadores y constituyó Astac, el síndicato que defiende derechos de trabajadores y habitantes cercanos a bananeras
El fallecimiento de la esposa de Jorge Acosta fue un punto de  inflexión en la carrera y en la vida de este piloto fumigador.  Abandonó su avioneta para siempre para crear ASTAC, el sindicato de  trabajadores bananeros ecuatorianos, y luchar por mejorar sus condiciones laborales y en algunos casos, velar por su integridad  física.
Las regiones bananeras se encuentran a la cabeza de las estadísticas nacionales en nacimientos de bebés con malformaciones, según un 
informe de la Defensoría del Pueblo, defensora de los derechos humanos del país. Un gran número de expertos creen que esto está ligado a los pesticidas que se rocían constantemente sobre los trabajadores y habitantes de las plantaciones bananeras. La conciencia estaba acabando con el piloto Jorge Acosta (57) cada vez
que se subía en una avioneta hasta que un día decidió bajarse de la avioneta para siempre."Una vez en la provincia de El Oro, tuve que fumigar sobre una casa de dos pisos. Había dos niñas jugando afuera. Cuando me acerqué con la avioneta, vi que estaban recogiendo la ropa. Me negué a fumigar sobre esa casa, esas niñas y esa ropa. Más tarde, el productor de banano se quejó de que no había fumigado su plantación ". Su crisis de conciencia no era algo que le afectaba solo a él. Sus compañeros pilotos sufrían por su salud y su conciencia. "Muchos de mis antiguos colegas tuvieron problemas de hiperventilación, visión borrosa y mareos. Cuando hablamos sobre nuestras experiencias, todos teníamos los mismos síntomas. Hubo un compañero piloto que se desmayó al salir de la avioneta después de rociar una combinación de Mancozeb y Calixin ", asegura.
Calixin también figura en la lista de productos químicos no aprobados para su uso en la UE. "Yo también sufrí pulso rápido, visión borrosa y cansancio, pero pensé que era un problema cardíaco. Fui al médico, pero dijo que todo
estaba bien, y que probablemente se debió a una intoxicación: la intoxicación por plaguicidas con toda probabilidad, porque los síntomas eran los mismos para todos los que trabajábamos en ello. Empecé a preocuparme porque un día, justo después de volar y rociar Mancozeb, casi me desmayo ", asegura Acosta.
Diariamente decenas de avionetas fumigan desde el cielo cientos de hectáreas de plantaciones de banano, ninguna institución ha realizado una seria investigación de los efectos de estos productos en la población 
El ingeniero ambiental Alexander Naranjo ha escuchado historias como las de Acosta antes. "El envenenamiento por Mancozeb es algo bastante común. Cuando se rocía, las personas deben evitar la plantación durante al menos 24 horas. No sirve de nada irse un rato", explica. Ninguno de los trabajadores a los que hemos entrevistado reconocen que nunca han abandonado el trabajo tanto tiempo después de fumigar. Algunos comentan que se van por la tarde cuando se realiza la fumigación y comienzan a trabajar otra vez a primera hora de la mañana del día siguiente. Casi todos reconocían que se les obligaba a continuar trabajando en la plantación mientras se estaba fumigando y en algunos casos se ponían a cubierto en alguna parte de la plantación.
Naranjo confirma que no solo los trabajadores bananeros están en riesgo, también lo están los miembros de las comunidades que viven cerca de las plantaciones. "Los aerosoles químicos se mueven con el viento. Se ha encontrado Mancozeb, por ejemplo, a un kilómetro de distancia de las plantaciones de banano. Los pesticidas son dinámicos: se mueven con los ríos, la lluvia y el viento ", asegura.
Un cóctel peligroso
Naranjo alberga serias preocupaciones sobre el uso de pesticidas. 
"La gente no entiende lo que significa ser el país exportador de banano más grande del mundo". Están orgullosos de nuestros plátanos, sin embargo, estos pesticidas se usan al azar. Es realmente una situación terrible ", dice. "Los productos químicos que están prohibidos en la UE se utilizan en todas las plantaciones convencionales de banano en Ecuador", explica Naranjo. Lo cual no quiere decir que Ecuador sea único entre los países productores de banano. "Lo mismo ocurre en Colombia, Costa Rica, Guatemala y Perú", aclara.
Parte del problema es que no se vierte un solo pesticida en la producción de banano. "Es un cóctel entero de pesticidas. Se mezclan varios, y uno de ellos es siempre Mancozeb. El problema es que se sabe muy poco sobre los efectos de esa combinación de pesticidas así ", dice Naranjo.
Efectos crónicos sobre la salud
Patricia Polo Almeida es geógrafa de la salud que ha realizado unaserie de estudios sobre la salud y las condiciones de trabajo de los trabajadores bananeros en varias provincias ecuatorianas. 
Sus informes muestran que los trabajadores son conscientes de que los pesticidas afectan su salud. Permanecen en sus trabajos para mantener a sus familias, pero no quieren que sus hijos los sigan en el negocio. "Sienten que no hay otras opciones a su alcance más allá del banano porque tienen familias y tienen que trabajar", dice Almeida.
No solo los trabajadores del banano tienen razones para estar preocupados. También los residentes de poblaciones cercanas tienen motivos, asegura Polo Almeida. "Están rociando un cóctel de productos químicos". La fumigación con
pesticidas desde un avión afecta a todos. Se mueve con el viento. Hay muchos niños discapacitados cuyos padres trabajan en el banano ", dice Almeida.
"El problema es la fumigación. Tiene un olor desagradable y contamina todo. Te mareas y te pica en la nariz. Las plantaciones de banano están cerca, pero la gente necesita trabajar. Si no lo hacen, ¿qué van a comer? ¿de qué van a vivir? ¿qué pueden hacer? Tienen que seguir trabajando o les despedirán". Según los estudios consultados, de los 26 pesticidas que se usan en Ecuador, siete son ilegal es en la UE, muchos de ellos porque son
demasiado peligrosos. Conoce a Jorge Acosta, un piloto fumigador que dejó su profesión porque le mataba la conciencia.

 

 

VIVEN Y MUEREN DEL BANANO
El pueblo de San Pedro de la "Y" está en el medio de múltiples plantaciones de banano. La mayoría de sus residentes trabajan en la industria bananera. Los plátanos son su medio de subsistencia y su maldición. Todos los que se ganan la vida en las plantaciones corren el riesgo de enfermarse. Algunos incluso mueren. San Pedro de la "Y", como cualquier otro pueblo típico ecuatoriano a lo largo de la costa, está rodeado de plantaciones de banano. Se encuentra en una de las tres provincias bananeras de Ecuador, Los Ríos, de donde provienen la mayoría de las bananas del país El ruido de las avionetas fumigadoras es parte del día a día. Y aquí la cosa se pone seria. Hay un porcentaje considerablemente más alto de cáncer y de bebés nacidos con malformaciones con respecto a cualquier otra provincia. Los expertos coinciden en la conexión entre estas enfermedades y el uso de pesticidas tóxicos sobre los campos de bananos.
Gregoria no ha vuelto a trabajar en la plantación desde que nació Taison. Ella dedica su tiempo a cuidar de su hijo, que ahora tiene 
seis años. Todavía usa un pañal, y probablemente lo hará por el restoEn una de estas casas humildes de San Pedro de la Y vive Sara. Al igual que el resto de los doscientos habitantes de esta aldea, la familia vive con las justas. La foto enmarcada de un hombre cuelga en una pared. "Soy su hermana", aclara Sara. Murió como consecuencias de los pesticidas en la cara.
Una familia afectada por pesticidas
Sara comienza a hablar sobre su hermano, enterrado en el cementerio de 
la iglesia. Poco antes de morir, fue a trabajar a la plantación. "Era casi como si el líquido se hubiera comido la mitad de su cara. Murió poco después de recibir pesticidas en la cara en la plantación. Los médicos no nos dijeron la causa de la muerte ni si los pesticidas fueron los culpables ", dice.
Sara tiene 40 años y ha vivido en este pueblo los últimos 13. No logra contener las lágrimas al hablar de su hermano. Después continúa con su hijo. Nació con múltiples malformaciones, como muchos otros niños de esta aldea bananera. "Mi hijo tiene problemas cardíacos, sus testículos no descendieron correctamente y tiene un tumor en la cabeza. Todo es muy complicado. Le han operado una vez y necesita tres cirugías más. ¿De dónde voy a
sacar el dinero para todos estos tratamientos?
El hijo discapacitado de Sara, Brandon, tiene diez años. A unos metros de distancia, parece un niño de cinco años. "Él no crece mucho ". Brandon nació prematuro y pasó sus primeras semanas en una incubadora. Según los toxicólogos y epidemiólogos, algunas de las consecuencias para la salud de los pesticidas, son los abortos espontáneos, los nacimientos prematuros, las malformaciones y otras discapacidades. Sin embargo, los habitantes de San Pedro de la Y nos aseguran que los médicos no les han confirmado nunca las evaluaciones de los expertos, o nunca por escrito, por lo que es difícil para ellos reaccionar para emprender acciones legales.
La pregunta más difícil
Brandon está en sexto grado y acaba de aprender a escribir su nombre. "Lo llevo a la escuela para que pueda hacer amigos", dice Sara. Se le saltan las lágrimas otra vez mientras hablamos sobre el futuro de su
hijo. "Esa es la pregunta más difícil. ¿Qué será de él cuando yo ya no esté aquí? No tengo respuesta para eso ". Mientras hablamos con Sara, escuchamos las avionetas. Están fumigando las plantaciones de banano alrededor de la pequeña aldea. Según los expertos y los residentes, aquí es donde comienzan los problemas. "Cuando escuchamos las avionetas, nos vamos dentro. Deberían advertirnos antes de fumigar, y sí, no deberían fumigarnos a sobre nuestra comunidad, sino sobre las plantas de banano ", dice Sara con una expresión de resignación.
"Estamos rodeados de plantaciones de bananos, ese es el problema. Creo que los problemas de mi hijo están relacionados con los químicos que están rociando. Solían rociar nuestro pozo ". El esposo de Sara trabaja en una plantación. "Es el único trabajo que hay por aquí". Sara nunca ha ido a la escuela, y no sabe leer ni escribir. Ella quiere mostrarnos la documentación del médico y el hospital, pero no entiende qué dicen. Los documentos médicos no describen una conexión directa entre los pesticidas y las enfermedades de su hijo, algo que escuchamos de varios otros trabajadores y familias que entrevistamos en el área.
¿Realmente no hay conexión entre los pesticidas y las enfermedades y lesiones que sufren los trabajadores bananeros? Los expertos consultados creen que hay una conexión fuerte.
Más enfermedades en las regiones bananeras
Adolfo Maldonado asiente al describir la falta de información de Sara sobre la muerte de su hermano y la enfermedad de su hijo. Ya lo ha escuchado antes. Es especialista en enfermedades tropicales y autor de varios estudios
sobre las consecuencias para la salud del uso de pesticidas al que se ven sometidos los trabajadores bananeros y las comunidades locales en Ecuador. "Es muy difícil estar 100% seguro de que una enfermedad o lesión específica puede ser atribuida a los pesticidas, pero estos tipos de problemas genéticos son consecuencias típicas de estos químicos. Y las tasas significativamente más altas de enfermedad son muy llamativas en estas regiones", dice Maldonado.
En 2007, Maldonado fue coautor de un informe que examina los efectos de la contaminación ambiental como consecuencia del uso de plaguicidas en la región de Las Ramas-Salitre-Guayas. El informe mostraba que los
recién nacidos en Ecuador en ese momento tenían un 0,22% de riesgo de nacer con malformaciones. En las provincias bananeras, sin embargo, el riesgo fue de 2.58%, es decir más de once veces mayor.
El sueño de Sara es que sus hijos vayan a la escuela y tengan la alternativa de trabajar en otro lugar que no sea en las plantaciones. "Solo quiero que mis hijos reciban una educación, para que no terminen como yo. Espero que no acaben en una plantación bananera donde rocían pesticidas, y donde les puede pasar lo mismo que a mi hermano. Tampoco fue a la escuela, no sabía escribir ni su nombre, y es por eso que terminó en la plantación".
Afuera, el calor es seco y sofocante. Una mujer se sienta a dar el seno a su bebé en el patio de su casa. Las hojas de banano se meten en el patio.

La enfermedad de mi hijo fue causada por los pesticidas
A escasos metros de la madre alimentando al bebé vive Gregoria Ramírez. Tiene 45 años y trabajó durante 11 años en una plantación. Es madre de cuatro hijos. El 9 de marzo de 2011, su vida y la de su familia cambiaron para siempre. El cuarto hijo de Gregoria, Taison, nació con malformaciones: un agujero en la columna vertebral, un testículo no descendido y un pie torcido. En los embarazos de los tres hijos mayores no trabajó en la plantación. En el de Taison, lo hizo dos meses.
"Pregunté en el hospital qué lo había causado y me dijeron que eran los productos químicos. Me preguntaron si había trabajado con plátanos. Dije que sí, trabajé en una plantación, y también mi esposo. Los doctores me dijeron que esa era la causa; que, si trabajas con esos químicos y te quedas embarazada, el bebé nacerá con deformidades".
Al igual que Sara, Gregoria no pudo hacer que los médicos evaluaran por escrito que las enfermedades de su hijo estaban relacionadas con los pesticidas. Sin embargo, tras nuestra estancia en las plantaciones bananeras, le mostramos el historial médico y los diagnósticos de muchos de los enfermos a los que entrevistamos y que nos ceden su material para escuchar la versión del Dr. Maldonado. Respecto al caso
del pequeño Taison, éste médico tropical no tiene dudas. "Estos son síntomas absolutamente típicos de los efectos de estos pesticidas", dice Maldonado. De su vida, dice Gregoria. "Quién sabe cuánto tiempo vivirá", dice ella.
"Está mal que fumiguen"
Aquí la comunidad está acostumbrada a las avionetas fumigadoras. "Está mal que fumiguen. Cuando llegan las avionetas, entramos rápido a la casa porque apesta. El olor entra a la casa también. El líquido se
pega a las plantas y flota en el agua en el río como el aceite. "Creo que está mal, pero no hay otro trabajo aquí. Tienen que trabajar allí". Así dice otro de los vecinos de Gregoria, Cerilo Calderón. Lo
despidieron de la plantación hace unos años, tras perder la vista. Él cree que fue por los pesticidas, pero no tiene un diagnóstico por escrito que lo respalde. Todas las casas del pueblo tienen historias similares que contar, y
todas las historias giran en torno a las palabras "enfermedad", "bananos" y "pesticidas".
"Solo espero que mi hijo no termine como yo"
También conocemos a un trabajador bananero de 28 años, a quien llamaremos David, que deseaba permanecer en el anonimato por miedo a 
perder su trabajo y meterse en otro problema. Él ha trabajado limpiando las plantaciones durante tres años. David vive a 200 metros de una hacienda y se sienta a hablarnos en frente de la carretera con su hijo dormido de tres meses. "Quiero lo mejor para mi hijo". No quiero que termine como yo, trabajando en una plantación", dice David. Él es muy consciente de los muchos químicos a los que se ve sometido en el trabajo que desempeña.
"Cuando fumigan desde el aire y estamos trabajando abajo, nos empieza a picar todo el cuerpo. Fumigan algunos productos químicos realmente fuertes ". Gramoxone, Basta, Glifosato. David sabe los nombres, y sabe que es
venenoso, dice. ¿Pero de qué le sirve eso a él? "No hay otro trabajo para nosotros, los pobres sin educación. Es la única forma en que puedo ganar suficiente dinero para mantener a mi
familia ".
Los químicos fueron una muerte lenta para mí
Trabajar en el banano arruinó su vida. Los pesticidas lo enfermaron, o al menos eso le dijeron los médicos. Nunca le dieron por escrito cual era la causa real de su enfermedad, sin embargo, a Efrén Vélez Cedeño
le daban a entender que los pesticidas fueron los responsables. Los trabajadores con los que nos pusimos en contacto, coinciden en que este es un problema generalizado.
A las tres y media de la tarde, comenzó a vomitar sangre. Después se desmayó. "Vomité sangre cinco veces. La última vez no recuerdo", dice Efren Velez Cedeño, de 56 años, al describir su último día de trabajo
hace ya cuatro años.
Durante treinta años, se dedicó al control de calidad del banano que se exporta a Rusia o países de la UE. Ese día de febrero de 2013 fue su último día de trabajo. Cedeño recibió un diagnóstico de cirrosis hepática. Descarta la ingesta de alcohol como causante de la enfermedad, el origen debía ser laboral. Al estar en contínuo contacto con los pesticidas, los médicos le aconsejaron que no reanudara el trabajo, porque su enfermedad empeoraría volviendo a estar cerca de los químicos.
"Los doctores dijeron que probablemente los pesticidas habían arruinado mi cuerpo y arruinado mi vida. También dijeron que examinarían mi caso más de cerca, pero nunca lo hicieron ", dice Cedeño.
Una muerte lenta
Aunque los médicos le aconsejaron no volver a la plantación por su proximidad a los pesticidas. "Los productos químicos fueron como una muerte lenta para mí", dijeron. Sería mejor tomar precauciones y no volver a estar expuesto a
los pesticidas. Pero no me dieron un certificado escrito para confirmar que fueron los productos químicos los que me enfermaron ", dice. 
"Un médico me dijo que solo estaban siguiendo órdenes desde arriba",dijo Cedeño, pero no le dijeron nada más sobre lo que podría significar. Todas las personas enfermas con las que el equipo de reporteros tuvo contacto y entrevistó, que trabajaban en plantaciones o viven cerca de plantaciones, cuentan la misma historia: que sus médicos les dicen extraoficialmente que su enfermedad la han causado los pesticidas, pero cuando llega el momento de obtenerla por escrito, los doctores pusieron reparos o se negaron. El banano significa mucho cualitativa y cuantitativamente para Ecuador, y pocos se atreven a tocar una industria tan poderosa, especialmente si viven y trabajan en una de las provincias productoras de banano del país.
Cedeño tiene esposa, dos hijas y cinco nietos. La familia vive en un barrio muy humilde a las afueras de Quevedo, una de las principales ciudades de la región bananera de Ecuador. Viven juntos en una habitación, que también es cocina.
En varias ocasiones, mientras trabajaba en las plantaciones, le atrapó una nube de pesticidas, dice. "Quema la piel. Picaduras y picazones. Nunca nos dijeron de antemano que los aviones iban a fumigar. Nunca. Teníamos que tratar de
escondernos debajo de algún plástico". Él trata de mantener la calma mientras nos cuenta su historia. Los médicos le han aconsejado no llevarse disgustos que pudiesen afectar a la salud. 
El equipo de reporteros contactó con varias plantaciones de banano en un intento de entrevistar a sus propietarios. Ninguno estaba interesado en hablar con periodistas.
Sueños que nunca se hicieron realidad
Actualmente, Efrén Vélez Cedeño se preocupa por sus colegas del gremio del banano. "Hay 200,000 de nosotros que trabajamos directamente en el negocio de exportación de banano en Ecuador. ¿Cuántos miles de
nosotros nos enfermamos?”  Al igual que el resto de trabajadores con los que hablamos, siente que no tienen otra opción. 
Cedeño no parece un pusilánime, sin embargo, cuando le preguntamos si lamenta haber trabajado en la plantación, tarda más de la cuenta en contestar. "Por un lado, valió la pena, porque sustenté a mi familia y pudimos
vivir de ello. Pero, por otro lado, ha sido mi perdición, debido a esta enfermedad. Espero que, si luchamos hoy, mientras aún vivimos, las próximas generaciones puedan evitar lo que me sucedió. Espero que no todos se contaminen como yo y que los pesticidas no los maten ".
Eduardo Ledesma, presidente de los exportadores de banano:
"Cumplimos con todas las regulaciones"

Eduardo Ledesma, presidente de los exportadores de banano de Ecuador, ha trabajado en la industria bananera durante veinte años y nos recibe en su oficina en el puerto de Guayaquil, la ciudad más grande del
país. La industria bananera es una de las más importantes en Ecuador, y muchas personas dependen de ella. Más de 200,000 personas recogen y empacan bananas en las 5737 plantaciones del país, que ocupan unas
163,000 hectáreas. Según la organización comercial de la industria en Ecuador, el país representa el 29% de las exportaciones de banano en todo el mundo.
Eduardo Ledesma habla del orgullo ecuatoriano por la industria. "El banano es un referente a nivel nacional e internacional, pero es una constante pelea con el gobierno, el país no lo reconoce. Sí, los ecuatorianos presumen de banano, pero el gobierno no le da la atención que le debería dar al banano… Lamentablemente los políticos se volvieron bananeros y los bananeros se volvieron políticos”.
P: ¿Y las exportaciones? ¿Mejorará con la UE a partir de ahora?
El año pasado exportamos 319 millones de cajas y este año hemos de pasar 323, estamos creciendo en un 2 ó 3 %
P: ¿Quiénes son sus clientes más importantes?
Vendemos más a Rusia, con un 25%. Para la UE como un bloque, vendemos el 33%, y luego los EE. UU. Con el 9%.
P: ¿Cuánto cuesta una banana en Ecuador? ¿Sabe cuánto vale en Europa?¿Quién gana en este proceso?
Casi los regalan en los supermercados. No se venden individualmente, y un kilo cuesta aproximadamente $ 0,50. Digamos unos 10 centavos por plátano. Los supermercados son los grandes ganadores, pero también son
los más exigentes. La producción de banano en Ecuador cumple con todas las regulaciones internacionales. Defendemos las normas internas para proteger a los empleados, les pagamos por encima del salario mínimo,
por supuesto, respetamos las normas medioambientales, los acuerdos sociales, las leyes bananeras y el seguro social. Cumplimos con los requisitos de la UE con respecto a la tolerancia a los pesticidas. La
tendencia en Ecuador es ir eliminando plaguicidas de acuerdo a las necesidades o exigencias de cada país. Ecuador no utiliza productos que no están permitidos en la UE o los EE. UU.
P: Puedo garantizarle que algunas de las plantaciones que hemos visitado usan pesticidas prohibidos por la UE.
R: No sé a qué haciendas han ido que hayan visto pesticidas no autorizados por la Unión Europea para hacer las denuncias respectivas. No me sorprende porque de todo hay en la viña del señor y nosotros
como asociación tratamos de que nuestros asociados cumplan con las reglamentaciones.  Lo que sí sé es que hay un terrorismo por parte de Europa que vienen a molestar y a afectar al sector bananero ecuatoriano. ¿Por qué no se van a Guatemala donde pagan 6 dólares y nosotros pagamos casi 30? ¿Por qué no se van a Guatemala a afectar y molestar? Hemos pedido a la Cancillería y al Ministerio de Comercio Exterior que tome cartas en el asunto y mande las quejas respectivas sobre estas empresas que quieren afectar a Ecuador.
P: ¿Los pesticidas que se utilizan en Ecuador afectan a la salud humana?
R: Algunos si y otros no. Hay que usarlos de acuerdo a la reglamentación de pesticidas. Los pesticidas que se utilizan aquí son los mismos que se utilizan en Guatemala, Colombia que van a todos los países. Si están prohibidos por la UE le puedo asegurar que no se utilizan aquí. Y si es así, dígame el nombre del producto y de la bananera. A ver dígame quienes son, dígame quienes son. Si es periodista y es frontal, dígalo, es obligación de ustedes denunciar.
Si usted es una periodista idónea dígamelo. Con mis asociados no se aplican pesticidas prohibidos por la UE.
P: Sr. Ledesma, hemos hablado con trabajadores que nos aseguran que trabajan en las plantaciones mientras están fumigando.
Eso es mentira. Eso es mentira, porque los trabajadores son notificados. Deja de insistir en eso, porque es una mentira. Obviamente he estado presente cuando están rociando, y nadie es tan
estúpido como para hacer eso. Te digo, es una mentira. Si realmente quieres convertir la verdad en una mentira (libras sobre la mesa), entonces terminemos esta entrevista. Te digo, es una mentira. Eso es falso eso es falso porque mientras se da el anuncio los  trabajadores se es falso, no siga insistiendo porque es falso. Yo he estado cuando fumigan por supuesto que sí y nadie es tonto para estar fuera del sitio. Le estoy contestando que es falso. Si usted quiere
sacar de verdad a mentira, (golpe en la mesa) terminemos la entrevista. Es falso.
P: Hemos visitado comunas donde viven trabajadores y ex trabajadores de banano. Dicen que las avionetas fumigan sobre ellos.
R: No es verdad, pues no es verdad señorita. Es falso es falso hay más contaminación en otros productos que en banano. En banano no cabe la contaminación porque no la utilizan las personas. Viene en un avión con un GPS que controla donde tiene que caer y cómo tiene que caer. Si las personas están guarecidas, si se fumigase sobre poblaciones o de una forma irresponsable, probablemente ocurriría. Son datos falsos probablemente de algún país competidor que quiere afectar a Ecuador.
P: Pasemos al tema de la enfermedad. El informe de Manuela Espejo demuestra que la incidencia de enfermedades como el cáncer es significativamente más alta en las regiones productoras de banano que
en otras.

R: Eso no ha sido probado. No confío en el informe de la institución en cuestión.
P: El informe de Manuela Espejo también analiza la incidencia del cáncer y bebés que nacen con malformaciones cerca de las plantaciones de banano.
R: Eso no es verdad. Si usted me va a seguir preguntando sobre cáncer y malformaciones se lo voy a seguir negando porque no son realidades. No es verdad puede haber un informe o muchos informes amañados. ¿Por
qué no han ido a Colombia, han ido a Costa Rica han ido a Guatemala? ¿Filipinas? ¿India?
P: ¿Qué tipo de documentación necesitaría para admitir que este es un problema real?
R: Yo creo que la poca documentación es una documentación alterada con efecto de hacer daño.  Estoy seguro de que no la hay y si la hay, es forzada. No. Creo que mis productores bananeros cumplen con todas las
normativas.