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Etiqueta: Narcotráfico

Narcos: muertes sospechosas

En Ecuador, la muerte de al menos cinco criminales de alto perfil en los últimos diez años ha sido puesta en duda por las autoridades. Grietas en los procedimientos del Estado, debilidades en la identificación de cadáveres e inconsistencias entre las versiones del SNAI y la Policía arropan con un velo de sospechas la veracidad de estos fallecimientos.

Cuando están en la cúspide, algunos criminales sueñan con ser invisibles para evitar a sus enemigos. Y en Ecuador, al menos dos han fingido su muerte y otros tres han dejado una estela de inconsistencias, dudas e impunidad tras el reporte oficial de su fallecimiento.

El caso más significativo es el de Leandro Antonio Norero Tigua, señalado como financista de bandas delictivas como Lobos, Tiguerones y Chone Killers que, con un proceso abierto por narcotráfico en Ecuador en 2018, no tuvo obstáculos para hacerse pasar por muerto. 

En octubre de 2021, una banda conocida como Los Fantasmas, difundió un video que lo señalaba como cabeza de organizaciones narco criminales. Algo que para ese momento parecía descabellado, físicamente imposible, porque luego de que Perú inició un proceso por narcotráfico en su contra -que venía con una solicitud de extradición- su defensa presentó un certificado que aseguraba que Norero había fallecido por Covid-19 en 2020.

Ese mismo año, aunque estaba ‘muerto’, Norero pagó de impuesto a la renta en Ecuador 50 mil 394 dólares, mientras en 2019 había pagado 8 mil 375 dólares, según información del sitio web del Servicio de Rentas Internas (SRI). Además, en 2021, fue registrado como accionista de Ashimha-Life, según consta en la web de la Superintendencia de Compañías de Ecuador. Esa empresa es, a su vez, accionista de Avilmat, que en 2021 obtuvo dos contratos con el Municipio de Manta, en Manabí, por más de tres millones de dólares.

Hasta que en mayo de 2022, el exministro del Interior, Patricio Carrillo, anunció que se había dado un golpe a una importante estructura criminal, a la que se le encontró aproximadamente 10 millones de dólares en oro sólido, joyas, relojes y dinero. Entre los detenidos estaban Norero y tres de sus familiares.

Leandro Norero fingió su muerte en 2020. Fue asesinado en octubre de 2022.

Cuando le formuló cargos por lavado de activos, la Fiscalía mostró como evidencias 11 inmuebles y 13 vehículos, además de empresas a nombre de sus familiares creadas en esos dos años de muerte fingida. Carrillo dijo a los medios que el rastro económico de Norero encendió las alarmas.

La Fiscalía ecuatoriana reveló chats de Norero del 16 de julio de 2022, después de su arresto final, en los que le cuenta a su abogado que al pasarse la luz roja de un semáforo en algún momento mientras estuvo oficialmente muerto, un policía no solo descubrió que estaba vivo y llevaba un arsenal en el carro, sino que lo dejó ir y pasó a estar a su servicio a cambio de 10 mil dólares.  

El caso de Norero parece absurdo, pero no es el único. El Estado ecuatoriano no ha podido eliminar las dudas sobre las muertes de al menos otros cuatro criminales de alto perfil en los últimos diez años. Policías, funcionarios y ex altos funcionarios dudan de la muerte de Wilmer Chavarría alias Pipo, líder de Los Lobos; Junior Roldán, cabecilla de Las Águilas; Freddy Anchundia, líder de los R7; y Pablo Miguel Córdova Coronel, procesado por narcotráfico. En el caso de Anchundia, el SNAI difundió la versión de que murió en una cárcel de Guayaquil, pero la Policía colombiana admitió a los autores de este reportaje que mantienen en reserva la investigación de su posible asesinato en Antioquia, Colombia, en noviembre de 2023.

A través de consultas con funcionarios y exfuncionarios, análisis sobre el contexto de sus muertes, revisión de certificados de defunción y seguimiento al patrimonio de los implicados, se identificaron fallas importantes en los procedimientos de instituciones del Estado, debilidades en la identificación de cadáveres y descoordinación en la cooperación judicial que hacen factible que los narcotraficantes utilicen esta táctica para desaparecer.

Gustavo Duncan, profesor e investigador de las dinámicas del narcotráfico, considera que la táctica de ‘hacerse pasar por muerto’ o de cambiar de apariencia con cirugías estéticas mayores es usada por criminales que buscan el retiro, seguridad para ellos y sus familias para medianamente disfrutar de lo conseguido, porque al desaparecer se pierde poder.

“Para un narcotraficante que se dedique solo al negocio, que no tenga un aparato armado, debe ser muy atractivo poder salir si acumuló dinero. Digamos que se retiró y le tocaría dejar el lugar donde operan las personas que conoce. Pero es más fácil no fingir su muerte, sino arreglar con la justicia, que es un poco lo mismo, pero, digamos, legalizado. O sea, sin tener que engañar a las autoridades”, comenta.

Duncan añade que “un narcotraficante que no esté dispuesto a usar la violencia está en desventaja con otro narcotraficante porque, si disimulas tu muerte, pierdes toda la reputación. Tu reputación necesita mostrar que estás vivo. Que eres capaz de amenazar”.

Aunque en Latinoamérica hay narcotraficantes que suelen ostentar lujos, para este experto, que un criminal sea visible también lo vuelve vulnerable. 

Sin embargo, Duncan menciona que el caso más recordado de muerte sospechosa de un narco es la del mexicano Nazario Moreno, a quien el Gobierno mexicano dio por muerto en 2010, pero en realidad lideró el crecimiento de su organización criminal hasta convertirla en una de las más grandes y peligrosas de México. Moreno murió por segunda vez en 2014.

En Ecuador, la segunda muerte oficial de Leandro Norero Tigua —esta vez dentro de la cárcel de Cotopaxi— fue anunciada el 3 de octubre de 2022 por el SNAI, justo el día que iba a ser vinculado a un nuevo proceso penal por narcotráfico, la tercera causa en su contra.

Un año después, bajo una nueva política de seguridad, la Fiscalía emprendió la investigación Metástasis, que detuvo a casi 40 personas entre funcionarios judiciales, jueces y policías basándose en unos chats de Leandro Norero que reseñan supuestos vínculos del narcotráfico con acciones y omisiones judiciales, corrupción policial y del sistema penitenciario ecuatoriano. A marzo de 2024, ya son 52 las personas procesadas, incluyendo al director de las prisiones ecuatorianas y exdirector Antinarcóticos de la Policía.

La evidente relación entre Norero y el director de las prisiones ecuatorianas y exdirector Antinarcóticos de la Policía, Pablo Ramírez, provocaron dudas sobre la segunda muerte del narcotraficante, al menos para Christian Zurita, excandidato a la presidencia en reemplazo de Fernando Villavicencio.

Ramírez, general de la Policía, estuvo al frente del SNAI entre diciembre de 2021 y octubre de 2022. Mientras fue director de Antinarcóticos y participaba en el Consejo de Seguridad Pública del Estado, fungió como aliado de Norero hasta el día de su asesinato y hubo cuatro masacres en las prisiones ecuatorianas.

Los chats y las versiones ante la Fiscalía proporcionadas públicamente por Marcelo Lasso, compañero de pabellón de Norero, dan cuenta de que Ramírez transaba con el criminal para fiestas, traslados de él y sus familiares, esconder armas y recibir favores. “Hubo una visita a Norero para agradecerle por la entrega del dinero y saber si necesitaba algo más”, mencionó Lasso. Helive Angulo, uno de los abogados de Norero, reveló que, si él quería un traslado, se lo pedía directamente a Ramírez.  

En junio de 2022 se dispuso la devolución de bienes a Norero. De las motivaciones de la Fiscalía ecuatoriana se desprende que la esposa de Norero, Lina R. (procesada por lavado de activos), conversó con él hasta el 4 de septiembre de 2022 —un mes antes de su segunda muerte—, cuando él le mandó a dejar un nuevo teléfono celular. Además, las empresas de Lina R. en Ecuador siguen activas y, desde noviembre de 2023, no tiene prohibición de salida del país. Del mismo modo, la supuesta amante de Norero, la relacionista pública Mayra Salazar, incrementó su patrimonio de forma inusual durante los años 2022 y 2023 e hizo movimientos claves en sus contactos con políticos y funcionarios judiciales.

Después del destape del caso Metástasis en Ecuador, y dado que las evidencias más claras salieron de los celulares de Leandro Norero —quien ya había fingido su muerte— la Fiscalía nombró a un grupo de agentes para que investigue el fallecimiento del narcotraficante. 

En febrero de 2024, bajo requerimiento de esta investigación, se difundió el informe de la autopsia realizada a Leandro Norero, en la que se detalla que su cuerpo estaba “desnudo, decapitado, desmembrado, con múltiples lesiones cortopunzantes y con signos de quemaduras”, y que fue analizado por los forenses el 5 de octubre de 2022, dos días después de su asesinato.  

Pero no fue hasta octubre de 2023, un año después de su muerte, que se realizó un informe de cotejamiento genético de hermandad entre las muestras de sangre tomadas a Leandro Norero y a su hermano Israel Norero, que permitió confirmar, al menos para la Fiscalía, su asesinato. La explicación a esta demora es la falta de una base de datos genética para identificar a un cadáver en ese estado. Aún no se conoce dónde fue sepultado Norero. 

El equipo periodístico envió un requerimiento de información a la Fiscalía consultando por qué, si tenían las pruebas desde 2023, en 2024 iniciaron una investigación que ponía en duda su muerte. También se solicitó una entrevista a la Fiscal General sobre estos hechos. Pero ambas solicitudes fueron negadas

Las cárceles, el escape perfecto

La de Norero tampoco es la primera muerte dentro de una prisión del país que la Policía o la Fiscalía de Ecuador pone en duda. 

Según un informe anual publicado por el SNAI el 13 de marzo pasado, entre 2021 y 2023, 517 presos han muerto en prisiones ecuatorianas. La Fiscalía, por su parte, reportó 478 asesinatos en las cárceles entre 2021 y 2023, en 36 “eventos”. Se pidieron precisiones a ambas instituciones sobre los datos previos a 2020, pero no fueron respondidas.

Mientras tanto, el Comité de Derechos Humanos (CIDH) contabiliza 680 asesinatos en prisiones de 2018 a 2023. La mayoría de los asesinatos ocurridos en las cárceles ecuatorianas están en investigación previa, según datos de la Fiscalía. De esos 36 eventos, solo tres han llegado a dictamen acusatorio, dos a sentencia condenatoria y uno fue archivado.

Criminalística y Medicina Legal respondieron para esta investigación que todos los asesinados en las cárceles han sido identificados, pero Fernando Bastias, del CIDH, sostiene que “manejamos el registro de muertes dentro de las prisiones desde 2018 y sabemos que en las identificaciones hay complejidades porque en casi todas las masacres hay desmembramientos e incineraciones”.

Wilmer Chavarría, alias Pipo, está inscrito como difunto por COVID-19 en 2021. El Gobierno ecuatoriano lo considera objetivo militar desde abril de 2024

Un síntoma de esa falta de datos es que se informó que Wilmer Chavarría Barré, alias Pipo y líder de Los Lobos, había muerto en una masacre carcelaria ocurrida en Turi, Cuenca, el 23 de febrero de 2021, junto a otros 33 presos. Pero el certificado de defunción, al que tuvo acceso esta investigación, describe que alias Pipo falleció por Covid-19 en Santo Domingo de los Tsáchilas (a unos 430 km de Cuenca) el mismo 23 de febrero, y que el registro de esa muerte se hizo un día después: el 24 de febrero de 2021. 

Además, en un informe reservado de 2022, la Policía ecuatoriana describe que aunque Chavarría aparece como muerto por Covid-19 para el Estado, “se presume que alias Pipo habría falsificado un acta de defunción como estrategia para despistar a sus enemigos y autoridades”. Incluso, el 19 de abril de 2024, el Gobierno ecuatoriano publicó una lista de objetivos militares entre los que cuenta a alias Pipo.

Un mes antes, el exministro del Interior, José Serrano, dijo públicamente que las matanzas carcelarias eran una pantalla para que los narcotraficantes pudieran fingir sus muertes, refiriéndose a alias Pipo, quien —según él— opera aún al mando de Los Lobos a través de Colón Pico.

Pico, señalado por intentar asesinar a la fiscal Diana Salazar, escapó de la prisión de Riobamba en enero de 2024. Su hija dijo a los medios el 23 de marzo de este año que Colón Pico había fallecido en una balacera, pero nunca fue confirmado por la Policía de Ecuador.  Incluso, Pico fue incluido en la mencionada lista de objetivos militares más buscados por el Gobierno ecuatoriano y en la madrugada del 22 de abril fue recapturado. 

¿Por qué las cárceles son un buen lugar para recrear un asesinato? 

Edison Romo, experto en seguridad, declaró que “cuando se dan los acontecimientos de masacres (carcelarias) no se sabe quién es quién y cuáles fueron los que realmente fallecieron”. Por eso, considera que la base de datos de perfiles genéticos permitiría un mejor control. 

La exdirectora de prisiones, Alexandra Zumárraga, explica que las debilidades del sistema carcelario favorecen que los criminales puedan utilizarlo para operar bajo el radar de las autoridades. Apenas a finales de 2022 se terminó por primera vez el censo carcelario lo que, aunado con la corrupción, configura un caldo de cultivo para que los delincuentes utilicen la muerte como pasaporte a la impunidad. “El Estado es tan incompetente en eso que ellos no necesitan fabricar nada, las masacres se dan y muchas veces no saben ni quién está muerto. Es fácilmente comprable. ¿Qué hace que el Estado dé por muerto a alguien? Un informe que se puede comprar”, refiere.

Y las sospechas sobre la muerte de Alias Pipo solo se multiplican con el pasar del tiempo. En los expedientes del caso Purga revelados por la Fiscalía ecuatoriana en marzo de 2024, se detalla una conversación de octubre de 2023 entre Mayra Salazar, procesada por delincuencia organizada, y uno de sus contactos, en la que afirma que Alias Pipo mandó a matar a Norero y que el primero opera con otro rostro y otra identidad desde Europa. “Norero lo saca de Turi, lo hace pasar por muerto. Le cambió las huellas digitales de un muerto y lo mandó con papeles del muerto a Europa”, escribe. El mensaje de Salazar fue enviado dos años después de que el SNAI anunciara la muerte de Alias Pipo.

El exministro del Interior, Juan Zapata, consultado para esta investigación, también dijo que, para la inteligencia policial ecuatoriana, Alias Pipo está vivo. Al igual que Norero, menciona el exfuncionario, Alias Pipo se aprovechó de la infiltración de funcionarios corruptos, él ya constaba como fallecido oficialmente y por informaciones de inteligencia se sabe que no es así. “Pero en estos casos los cadáveres no existieron y solo teníamos un certificado”, aclara. 

Zapata corrobora que “esa es una de las artimañas que utilizan estos delincuentes para pasar desapercibidos o salir del radar de la justicia y de la Policía. Por supuesto, eso debería (investigarlo) no solamente la Policía, sino la Fiscalía”. 

Si un procesado o sentenciado, prófugo o prisionero en Ecuador, logra certificar su muerte, hace más difícil el rastreo incluso fuera de los límites del país, por la imposibilidad de generar boletas de captura para personas oficialmente fallecidas. El exministro explica que los policías de inteligencia “deben hacer un enorme trabajo de recopilación de información” para poder activar búsquedas en Interpol, por ejemplo.

Además, un cadáver no es una garantía absoluta para la identificación de criminales de alto perfil, puesto que no se cuenta con una base de datos genética y, en caso de que los cuerpos sean mutilados o incinerados, como ha ocurrido en las masacres carcelarias, se necesita cotejar las muestras con un familiar. Es lo que explican dos altos funcionarios de Criminalística y del Servicio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Ecuador entrevistados para esta investigación.     

El procedimiento actual para la identificación de cadáveres de personas que han sufrido una muerte violenta involucra análisis de huellas dactilares, estudio de características físicas y pruebas genéticas. Pero, aunque existen 19 centros forenses en el país, únicamente en los laboratorios de Quito y Guayaquil se realizan pruebas genéticas y las muestras —o piezas anatómicas de ser el caso— deben ser enviadas a la capital ecuatoriana.

Carlos Perugachi, director de Criminalística, explica que en el resto de sitios, la identificación se realiza a través de la revisión de huellas dactilares en una base de datos biométricos en la que consten los privados de la libertad, los policías, militares y personas autorizadas a portar armas. “Si no están allí, buscamos en la base de datos del Registro Civil”. 

En los laboratorios de Quito y Guayaquil se realizan pruebas de ADN, pero Ecuador no cuenta con una base de datos genética para cotejar piezas anatómicas.

El siguiente método consiste en identificar las características antropológicas, como  lunares o tatuajes, a través de los testimonios de familiares. Y el último método requiere una muestra genética de algún familiar para hacer un cotejamiento, debido a que Ecuador no cuenta con una base de datos de perfiles genéticos. “Recién la estamos implementando”, dijo Perugachi. 

Gabriela Díaz, subdirectora del Servicio de Medicina Legal y Ciencias Forenses, detalló que en diciembre de 2022 se aprobó el reglamento para la creación de una base de datos de perfiles genéticos y la toma de muestras empezó el 21 de febrero de este año.

El consentimiento de los privados de la libertad para esta toma de muestras generó revuelo internacional, después de una denuncia de SOS Cárceles. Esta base de datos permitirá, según las autoridades, no sólo hacer más ágil la identificación en caso de que ocurra una matanza, sino para rastrear su huella genética en crímenes pasados o futuros.

“Únicamente las bases de datos que se pretende implementar es a nivel forense, con fines investigativos”, aportó Díaz. “Alrededor de 62 países en el mundo cuentan con bases de datos implementadas de perfiles genéticos con fines investigativos”.

El Gobierno ecuatoriano informó que entre el 21 de febrero y el 15 de marzo de este año, las muestras de 3.794 presos (el 12% de la población carcelaria) habían sido tomadas después de que firmaron su consentimiento, según la versión oficial.

La grieta en el Registro Civil

En Ecuador, desde el año 2020 y la emergencia por la pandemia del Covid-19 se habilitó una opción en línea para inscribir defunciones. Para obtenerlo, se debe cargar un formulario estadístico de defunción que requiere la firma digital de un médico particular que certifique la muerte o la autorización de un establecimiento de salud. Si se tratara de una muerte violenta, esto debe ser llenado por el médico legal de la Policía.

Vicente Taiano, exdirector del Registro Civil cuando se instauró esta medida, explicó que se dio esta facilidad para evitar cargar de trámites a los familiares de las víctimas del Covid-19. “Esto podría ser mal utilizado, claro, pero habría que preguntarle a las autoridades actuales qué se está haciendo”, refiere Taiano.

El certificado de defunción, que también pueden obtener en línea los familiares del fallecido, habilita otros trámites, como pedir la extinción de la acción penal o el archivo de una investigación de la Fiscalía. El abogado e investigador en violencia política y criminal, Luis Córdova, explica que, en efecto, la acción penal concluye con la muerte del individuo procesado.

“Si se trata de un criminal que ya estaba siendo procesado judicialmente, la familia podría presentar certificado de defunción y el juez tendría que ordenar el archivo de la causa por muerte del presunto delincuente. Si es que no está bajo procesamiento judicial y solo está bajo investigación policial, se supondría que no deberían dejar de investigarlo hasta que no constataron su muerte. Pero en el escenario de Norero, vemos que es más factible comprar a los policías haciéndoles llegar un certificado de defunción para que no tengan que buscarle”.

Y si es que, durante la vida criminal, a un delincuente le ordenaron prohibición de enajenar sus bienes, congelaron sus cuentas bancarias y muere, el origen de esos bienes debe ser legitimado por sus sucesores para acceder a ellos. “En el caso de Norero hubo una decisión judicial que ordenó devolverle todos sus bienes por lo tanto cuando muere, sus bienes estaban liberados de restricción penal”, dice Luis Córdova.

Además, en Ecuador existen los certificados de presunta muerte que funcionan igual que un certificado de defunción. Según la Dirección Nacional de Registro Civil, la figura de muerte presunta se inscribe a través de la sentencia emitida por un juez de la materia, que declara la muerte de un ciudadano que se presume se encuentra fallecido.

Uno de los investigados que usó esta figura fue Pablo Córdova Coronel, involucrado en el caso de narcotráfico Huracán de la Frontera. En el Registro Civil, Córdova Coronel tiene un certificado de defunción por presunta muerte, de acuerdo con los documentos a los que tuvo acceso esta investigación. De su muerte sospecha un alto exfuncionario de la Policía ecuatoriana que pidió reservar su identidad por seguridad.

Ante el requerimiento de esta investigación, la Dirección Nacional de Registro Civil indicó que “es responsabilidad del profesional de la salud el uso de las credenciales y accesos a los sistemas” para registrar un informe estadístico de defunción general con firma electrónica.

La validación que realizan los funcionarios del Registro Civil “es únicamente en la comprobación de que el informe estadístico de defunción general presentado por el ciudadano que solicita la inscripción tenga relación con el documento emitido en el sistema Registro de Datos Vitales o en el sistema del Instituto Nacional de Estadística y Censos”.

Muertes transnacionales y reacciones locales

Freddy Marcelo Anchundia Loor, cabecilla de la banda narcocriminal R7, procesado por asesinato y evasión y señalado por el Gobierno de Guillermo Lasso como autor intelectual de dos de las grandes masacres carcelarias, fue detenido en Manabí en 2016 y trasladado a la cárcel de Turi, en Cuenca hasta que, en 2022, luego de una matanza en esa prisión, fue enviado a la cárcel de máxima seguridad conocida como La Roca.

Freddy Marcelo Anchundia Loor murió el 8 de noviembre de 2023 en una cárcel de Guayaquil, según el SNAI. En Colombia, la investigación de su asesinato está en reserva.

El 8 de noviembre de 2023, el SNAI anunció en su cuenta de X que Anchundia había muerto dentro de una cárcel de Guayaquil. Pero en el certificado de defunción de Anchundia, emitido por el Registro Civil de Ecuador, indica que Anchundia murió ese 8 de noviembre en Puerta Máquina, Antioquia, Colombia, por un presunto ahorcamiento.

Entonces, ¿en dónde murió Freddy Anchundia? Ni el SNAI, ni la Policía, ni la ministra del Interior, Mónica Palencia, han respondido a los requerimientos de información sobre estas inconsistencias asentadas en el Registro Civil de Ecuador.

La Policía de Colombia aporta luz sobre este tema, pues confirmó que la investigación por el presunto homicidio de Freddy Marcelo Anchundia Loor está activa en ese país, aunque la información cuenta con reserva legal.

La de Anchundia no es la primera muerte de un narcotraficante ecuatoriano que se investiga en el vecino país. El cabecilla de Los Águilas, Junior Alexander Roldán Paredes, llegó a controlar prisiones en Guayas, Sucumbíos y Loja. Enfrentó dos condenas por asesinato y estuvo preso desde 2009. El 14 de febrero de 2023 salió de la cárcel de Guayaquil después de que obtuviera una calificación de parte del SNAI de “buena conducta” e hizo un despliegue de su seguridad privada en un enfrentamiento con policías. 

Un mes después, sufrió un atentado en El Triunfo, su bastión, y se quitó el grillete electrónico.  Hasta que, en mayo de 2023, el excomandante de la Policía ecuatoriana, Fausto Salinas, dijo que supo de la muerte de Roldán Paredes porque su par colombiano le informó que lo habían identificado. La Unidad de Análisis Financiero de la Fiscalía ecuatoriana ha hecho público que Roldán Paredes dejó a sus testaferros una fortuna de 18 millones de dólares.

El entonces ministro del Interior, Juan Zapata, anunció el 8 de mayo que alias Junior había sido asesinado por un familiar de su pareja, durante una fiesta en una finca en Antioquia, Colombia. El anuncio ocurrió una semana antes de que las autoridades colombianas oficializaran su muerte. En respuesta a un requerimiento de esta investigación, la Fiscalía de Colombia indicó que “el 15 de mayo de 2023 se remitió el aviso consular a Ecuador y se aportó el acta de entrega del cuerpo”. 

Fue sepultado en el cementerio de Envigado, Colombia, el 18 de mayo de 2023 y el 12 de septiembre de ese mismo año se conoció que sus restos fueron robados. Supuestos familiares de Junior Roldán intentaron exhumar el cuerpo con documentos forjados y, ante la negativa del encargado del cementerio, se lo llevaron por la fuerza y cremaron los restos. La investigación del lado colombiano concluyó que las cenizas llegaron a Ecuador, según el exsecretario de Seguridad de Envigado, Rafael Betancourt

Zapata explicó para este trabajo periodístico que mandaron a Colombia fichas con huellas dactilares para que se haga el cotejamiento con las del cadáver hallado en Fredonia. Y reveló que no enviaron investigadores ecuatorianos a certificar la muerte de Roldán ni pidieron el traslado del cuerpo hacia Quito, porque no podían desconfiar de las pericias colombianas

“Ya una vez que fallece la persona, obviamente esos pormenores ni la Policía ni el Ministerio los conocíamos. Nosotros llegamos hasta el punto de oficializar que era la persona. ¿Podemos desconfiar de las pericias de la policía colombiana?”.

Medicina Legal de Colombia no respondió a las solicitudes de entrevista ni a los requerimientos de información hechos para esta investigación. 

La Policía de Colombia respondió para este reportaje que el proceso investigativo por el presunto asesinato de Junior Roldán está activo, en etapa de juzgamiento y que las diligencias se encuentran en el despacho de la Fiscalía 76 del municipio de Fredonia, en Antioquia, mientras en diversos medios circulan alusiones a que sigue vivo en El Triunfo, Guayas, y que no se ha nombrado un sucesor en su banda. Exfuncionarios cuyo nombre se mantiene en reserva han reportado que, incluso, ha sido detenido en controles de tránsito en la provincia.  

La comandancia de Policía ecuatoriana y la actual ministra del Interior no respondieron a los requerimientos de información enviados por los autores de esta investigación sobre si están buscando a otros “muertos”. La Dirección de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Colombia respondió que no ha recibido notificación alguna para indagar acerca de la muerte de criminales ecuatorianos en específico.

También se requirió la versión de los abogados defensores de los criminales cuyas desapariciones han dejado dudas, y que no han pedido extinción ni archivo de las causas en su contra, pero hasta el cierre de este reportaje no contestaron a los pedidos de declaraciones. 

Las grietas en tres instituciones del Estado ecuatoriano: el servicio de prisiones, la identificación de cadáveres y los procedimientos del Registro Civil se suman a la infiltración de la corrupción y alimentan la leyenda de los narcos que operan con impunidad en las sombras.

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Jorge Glas: Sus procesos penales, denuncia de acoso y hasta una pensión impaga por alimentos

Dieciséis meses y siete días pasaron antes de que Jorge Glas retorne a prisión para cumplir los casi tres años que le faltan para completar su sentencia por los delitos de asociación ilícita y cohecho y afrontar una nueva investigación fiscal por peculado y una demanda por acoso e intimidación.

Desde el 6 de abril de 2024, el dos veces vicepresidente de la República, ocupa una celda de máxima seguridad en la cárcel La Roca en Guayaquil, a donde llegó tras la irrupción de fuerzas especiales en la Embajada de México en Quito, que lo detuvieron para evitar que huyera en un avión militar mexicano para reencontrarse con sus compañeros de partido y de ideología que están asilados y exiliados en ese territorio y que también han sido procesados unos y sentenciados otros en el Ecuador.

Glas llegó a esta delegación diplomática el 17 de diciembre de 2023 bajo la figura de ‘huésped’. El Gobierno del presidente Daniel Noboa declaró persona no grata y expulsó a la embajadora mexicana Raquel Serur, en respuesta a los comentarios del presidente de ese país Andrés Manuel López Obrador sobre el magnicidio del excandidato presidencial Fernando Villavicencio. La reacción de México fue conceder asilo a Glas y exigir la entrega de un salvoconducto que fue negado.

El 6 de abril, fuerzas especiales de la Policía ingresaron a la embajada de México para detener a Jorge Glas. – El Universo

Con la convicción de que faltaba casi nada para concretar su huida a tierras mexicanas, horas antes de su detención en la sede diplomática, Glas publicaba triunfante en sus redes sociales: “No se puede vencer al que nunca se rinde”.

En sus últimas entrevistas, durante su periodo de libertad provisional, el exvicepresidente repetía desafiante que “la justicia debe ser sagrada y la libertad mucho más”, en alusión a su pelea por lograr la libertad, pues se autocalificaba como “un perseguido político y víctima del ‘lawfare judicial’ (persecución judicial)”. Ese era el discurso que intentaba posicionar en las intervenciones que pactó con medios locales y extranjeros, así como desde su espacio radial al que llamó ‘Glas en línea’. Sin embargo, en la práctica, para Glas, la justicia no fue sagrada. Cuando entró a prisión se rodeó de abogados que mientras recurrían a polémicos recursos legales y estrategias para ponerlo en libertad, como la compra de votos y conciencias de operadores de justicia, policías y fiscales, litigaban con estas mismas prácticas para liberar a los narcotraficantes y cabecillas de bandas narcodelictivas como Jorge Zambrano, alias Rasquiña de los Choneros y Leandro Norero Tigua de Los Tiguerones.

CASO ODEBRECHT

El 13 de diciembre de 2017, el exvicepresidente fue sentenciado por asociación ilícita a seis años de prisión, por recibir sobornos de la empresa brasileña Odebrecht mientras fue ministro de Sectores Estratégicos del gobierno de Rafael Correa. El mismo dictamen fue para su tío Ricardo Rivera, quien estaba relacionado con el sector de telecomunicaciones y dos exfuncionarios más del mismo régimen. Según la Fiscalía, los sobornos llegaron a estos personajes a través de empresas intermediarias.

Y así lo corroboró el pasado 10 de abril, el exejecutivo de Odebrecht José Conceicao Santos, en la Corte del Distrito Sur de la Florida donde señaló que él sobornó a Jorge Glas y le entregó entre “USD $ 17 y USD $ 18 millones tanto en efectivo como a través de transferencias bancarias”.

En la investigación de la trama de Odebrecht realizada en Ecuador, Tomislav Topic, propietario de la empresa Telconet, apareció en la ruta del dinero de sobornos. En 2019, en una de sus intervenciones públicas, Harrison Salcedo, entonces abogado defensor del exvicepresidente Glas, aseguraba que Tomislav Topic, nunca entregó aportes económicos para Alianza País, movimiento político del correísmo que auspició al binomio Lenin Moreno y Jorge Glas para llegar a la presidencia en el 2017.

En ese entonces el Tribunal de la Corte Nacional dispuso que, Glas y su tío, restituyan al Estado $16,1 millones, pero se restaron dos millones porque Topic dijo haber entregado a la justicia esos recursos, asegurando que “alguien” depositó en las cuentas de esta compañía los dos millones y los tenía inmovilizados desde el 2010.

CASO SOBORNOS

El 7 de abril de 2020 Glas recibió su segunda sentencia por corrupción, pero esta vez junto con su líder y
expresidente de la República Rafael Correa. El Tribunal Penal de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) compuesto por Iván León, Iván Saquicela y Marco Rodríguez, dictó ocho años de prisión para estos dos políticos como autores del delito de cohecho pasivo en el caso que la Fiscalía lo tituló como Sobornos
2012-2016, donde se revelaron los aportes de compañías multinacionales, entre ellas, Odebrecht, Sinohydro y Telconet, al movimiento político de Rafael Correa y también para lograr contratos con el Estado.

Como coautores sentenciaron a otros funcionarios del correismo: Alexis Mera, exsecretario jurídico de la Presidencia; los ministros María de los Ángeles Duarte y Walter Solís, Vinicio Alvarado, Viviana Bonilla, Christian Viteri y Pamela Martínez. En total fueron sentenciadas 19 personas.Harrison Salcedo intentó nuevamente en mayo, con una acción constitucional de habeas corpus la liberación de Glas, argumentando problemas de salud y para cuidar su integridad física. El recurso fue negado.

Jorge Glas y Rafael Correa fueron sentenciados a 8 años de prisión como autores del delito de cohecho en el caso Sobornos 2012-2016. – El Universo

En agosto, Glas contrató al estudio jurídico FandeT  Law Firm para que lo represente en su recurso extraordinario de casación  y que en una codefensa con su abogado Harrison Salcedo lograr su  libertad. El director principal de este bufete Cristian Romero Moya se encargó de la estrategia de defensa que no fue efectiva, porque el 8 de septiembre, la Corte Nacional de Justicia ratificó la sentencia de ocho años de prisión para Glas y los 18 involucrados en diferentes grados del delito de cohecho.Dos meses antes, Salcedo había logrado la prelibertad de Jorge Zambrano, Alias Rasquiña, cabecilla en ese entonces del grupo narcodelictivo Los Choneros. Pero para acceder a este recurso, antes el juez Luis Tamayo Arana, le redujo la pena que cumplía por asesinato de 20 a 8 años de cárcel. Este juez es tío de Xavier Novillo, mano derecha de otro de los líderes narcos, Leandro Norero.

CASO SINGUE

El 25 de enero de 2021, Glas fue sentenciado a 8 años de prisión junto con el ex ministro de Energía Carlos Pareja Yannuzzelli y otros cinco exfuncionarios por el delito de peculado en la contratación irregular de servicios de exploración y explotación del campo petrolero Singue que se adjudicó al consorcio Dygoil Consultora y Servicios Petroleros Cía. Ltda y la firma Gente Development LLC, durante el gobierno de Rafael Correa.  “Como máximas autoridades del sector petrolero, dispusieron arbitrariamente de recursos del Estado en beneficio propio y de terceros”, sentenció el tribunal de la CNJ.

Con tres sentencias a cuestas, en abril de 2022, Diego Moscoso, juez de Manglaralto, ordenó la liberación inmediata de Glas mediante el recurso de habeas corpus, lo que le permitió dejar la cárcel de Latacunga. Pero la decisión fue anulada por una apelación del gobierno de Guillermo Lasso.

Antes de ingresar nuevamente a prisión Glas estaba seguro de que recobraría su libertad: “no voy a huir, yo me quedo, me he entregado por dos veces a la cárcel y aquí sigo, porque tengo que limpiar mi nombre… pero volveré a salir”,

En mayo de 2022 el exvicepresidente volvió a entregarse a la justicia y esta vez logró quedarse en la cárcel 4, en Quito, donde enseguida recibió una demanda de alimentos para que junto con sus dos hermanos (Heriberto y Silvia) se hagan cargo de la pensión alimenticia del hijo de su padre, Jorge Glas Viejó, quien murió en febrero de ese año. Glas Viejó, fue declarado culpable del delito de violación a una niña de 12 años, quien tuvo a su bebé. La justicia ordenó que el padre del exvicepresidente debía pagar una pensión alimenticia de $ 300.  En noviembre de 2021, fue la última vez, que el niño que hoy tiene 13 años recibió pensión.

Pasó poco tiempo para que se activara una agresiva acción de la defensa de Glas con la presentación de acciones constitucionales. En agosto de 2022, el estudio jurídico FandeT Law Firm actuó para Glas y paralelamente con habeas corpus para su otro cliente, Leandro Norero. El abogado Jonathan Aguinda Shiguango, experto en derecho penal y constitucional presentó en audiencia del 5 de ese mes, el recurso de habeas corpus para la libertad de Glas. El juez Banny Rubén Molina, de Manabí, lo aceptó y ordenó la liberación de Glas y de paso de Daniel Salcedo, sentenciado por corrupción hospitalaria que hoy es procesado en el caso Metástasis.

Este tema fue de interés del capo Norero, procesado por lavado de activos e investigado por narcotráfico, que llegó a la cárcel de Latacunga en mayo de 2022 y fue asesinado en octubre de ese año por otros internos. Según los chats que se extrajeron de sus cinco teléfonos celulares y que constan en el caso Metástasis, Norero estaba interesado en entregar dinero para la libertad de Glas y se propuso un monto de $ 250.000 que no se concretó, según Hélive Angulo, testigo protegido y administrador de los bienes del narco.

El 9 de agosto, según esos chats, Norero conversó con Xavier Jordán, otro de los procesados en Metástasis por delincuencia organizada y vinculaciones con el narcotraficante, sobre la posible salida de Glas de la cárcel de Latacunga.

Jordán: El habeas corpus de Glas ya está en el registro judicial.

Norero: Si ya tienen las boletas mañana salen.

Jordán: 50 lucas me costó esto porque es una jugada maestra. Jg sale hoy.

Norero: Ese loco que salga y se vaya de una del país.

Las boletas a las que se refiere el narco Norero en este diálogo periciado fueron alteradas. Según el Consejo de la Judicatura, los abogados Edison Loaiza, Hugo Lara Olmos y Jonathan Aguinda (estos dos últimos procesados en el caso Plaga) presentaron las boletas de excarcelación de Glas y de Daniel Salcedo en la cárcel 4 de Quito sin formato, sin código QR y la de Jorge Glas tenía error en uno de los diez números de su cédula de identidad. En el sistema de la Judicatura, nunca encontraron las boletas. Además, se acusó a Banny Molina de emitir esos documentos cuando se le suspendió en sus funciones de juez.

Si bien Glas y Daniel Salcedo no salieron de la cárcel en ese entonces, hace pocos días (el pasado 26 de marzo) se conocieron detalles inéditos de cómo se habría coordinado los planes, entre un poderoso personaje político y narco delincuentes, para liberar a Glas. En su testimonio anticipado, Marcelo Lasso Saavedra, compañero de celda de Norero, relató que fue testigo de varias conversaciones entre el expresidente Rafael Correa y Norero sobre “la libertad de Jorge Glas”.

“Leandro y Salcedo, estaban invirtiendo en la libertad del señor Glas con fines políticos, sabían que eventualmente algún día les iba a servir. Yo ví las video llamadas, yo escuché, vi su cara (de Correa), yo pasaba en la celda con Norero. Le decía Mashi”, según el testigo Lasso Saavedra.

Meses después, los esfuerzos por liberar a Glas volvieron al terreno de sus abogados. El 10 de noviembre de 2022, un Tribunal de la Corte Nacional de Justicia, nulitó el caso Singue y dejó sin efecto la sentencia por la “caducidad del caso” y el exvicepresidente y quienes llevaban su defensa legal: Cristian Romero, Jonathan Aguinda y Hugo Lara, reactivaron el pedido para que la sentencia de ocho años (caso Sobornos) absorba a la de seis años (caso Odebrecht) y pueda acceder a la prelibertad. Se presentó un nuevo habeas corpus y medidas cautelares que fueron negadas.

El 26 de noviembre, según Álex Palacios, director nacional de asesoría jurídica de la Judicatura, acompañó al presidente de ese entonces Wilman Terán a Santo Domingo de los Tsáchilas y se hizo la entrega de la medida cautelar a favor de Jorge Glas a la abogada Anabel Torres para que el juez Emerson Curipallo falle a favor de Glas. “La medida cautelar fue elaborada por Wilman Terán en su computadora y le entregó en un pendrive”, relató Palacios investigado en el caso Metástasis y que hoy forma parte del programa de Víctimas y Testigos dirigido por la Fiscalía.

Y así pasó, el 28 de noviembre de 2022 el juez Emerson Curipallo, ordenó la liberación provisional de Jorge Glas. Al momento Curipallo, quien perdió condición de juez, está procesado en el caso Metástasis por liberar a sicarios alias ‘Madrid’ y alias ‘Cuyuyuy’, que estaban al servicio del narcotraficante Leandro Norero.

En enero de 2023, la justicia decidió que Jorge Glas cumpla solo 8 de los 14 años que sumaba en condenas de corrupción y la Fiscalía anunció que lo procesará por el presunto delito de peculado por el mal uso de recursos recaudados para la reconstrucción de Manabí tras el terremoto de abril de 2016 que devastó extensas zonas de la provincia.

Los abogados volvieron a actuar y presentaron recursos para dilatar la instalación de la audiencia de formulación de cargos y el 18 de diciembre de 2023 Glas se refugió en la Embajada de México. Ese mismo día, recibió la noticia de la negativa a su pedido de prelibertad y se ordenó que el exsegundo mandatario vuelva a prisión para cumplir los casi tres años que faltan por sus sentencias de corrupción.

CASO RECONSTRUCCIÓN DE MANABÍ

El 1 de junio de 2023, la Fiscalía General del Estado anunció la investigación del caso Reconstrucción de Manabí y por tres ocasiones intentó formular cargos contra Jorge Glas, Carlos Bernal, el exsecretario del Comité para la Reconstrucción y Pablo Ortiz, el exgerente de la Empresa Pública Ecuador Estratégico, hasta que el 5 de enero de 2024 se logró la instalación de la audiencia y el juez dictó prisión preventiva para el exvicepresidente Jorge Glas.

La Fiscalía solicitó la vinculación de otras seis personas al proceso y este 12 de abril, pidió prisión preventiva para Walter Solís, exministro de Transporte. Él está refugiado en México desde 2021 por su sentencia en el caso Sobornos. Para otros cinco involucrados en la investigación se solicitaron medidas cautelares.

El sustento del caso es por un supuesto desvío de $ 367 millones que se recaudaron con la vigencia de la Ley de Solidaridad para beneficio de terceras personas naturales, contratistas y fiscalizadores que ejecutaron otro tipo de proyectos que no cumplían los requisitos de la emergencia por el terremoto del 2016.  Jorge Glas era el presidente del Comité de Reconstrucción.

Entre el 2019 y 2020, la Fiscalía recibió de la Contraloría General del Estado los resultados de un examen especial a los contratos suscritos para la construcción del parque Las Vegas ubicado en Portoviejo y la construcción del proyecto tramo Acceso al Puerto de Manta, redondel del Imperio Colisa, cuyo financiamiento, $68 millones, salió de los fondos de la Ley de Solidaridad que eran recursos para enfrentar las consecuencias del terremoto.

Además, recibió una denuncia del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social sobre 584 proyectos que el Comité para la Reconstrucción priorizó “sin sustento técnico que evidenciara la finalidad emergente de reconstrucción”.

CASO SOLEDAD PADILLA

La ex funcionaria demandó a Jorge Glas por acoso. La Fiscalía inició la investigación previa hace seis meses – El Universo

El exvicepresidente Jorge Glas enfrenta desde octubre de 2023, una denuncia por acoso e intimidación presentada por su excolaboradora Soledad Padilla. Desde 2008, Padilla, trabajó con Glas, en el Ministerio de Sectores Estratégicos, Ministerio de Telecomunicaciones, el desaparecido Fondo de Solidaridad y finalmente en la Vicepresidencia de la República con Rafael Correa (2006 a 2016) y con Lenin Moreno (2017).

Esta denuncia en la que Padilla acusa a Glas de “hostigamiento, amedrentamiento y amenazas”, se encuentra en investigación previa. La Fiscalía ha practicado diligencias para reunir elementos antes de la formulación de cargos. Esta fase se encuentra en reserva.

Glas hizo lo mismo y presentó una denuncia en contra de Padilla por extorsión.

ÚLTIMO INTENTO PARA SALIR EN LIBERTAD

A pesar de que el 29 de febrero de 2024 la Corte Constitucional revocó las medidas cautelares a Glas y otras dos decenas de personas con sentencias ejecutoriadas por salir en libertad de manera irregular, el exvicepresidente a través de sus defensores presentó nuevamente un habeas corpus que le fue negado este 12 de abril de 2024.

Última audiencia de habeas corpus solicitada por la defensa de Jorge Glas para buscar su libertad. Sala especializada de la Corte Nacional de Justicia, negó este pedido. – Diario Expreso

Aunque la Sala Especializada de la Niñez y Adolescentes Infractores de la Corte Nacional de Justicia, en su resolución final dijo que la “detención (de Jorge Glas) en una misión diplomática fue ilegal y una arbitrariedad, no dio paso al mencionado recurso constitucional.

“…Correspondería disponer la libertad, no obstante, como se ha justificado en la audiencia, existen sentencias condenatorias y causas juzgadas, cuyas penas están unificadas y este Tribunal no puede modificar las condenas, por ello no es procedente conceder la libertad”, concluyó la Sala que se negó a pronunciarse sobre la legalidad del asilo diplomático entregado por México al sentenciado Glas, porque “eso es cuestión de competencia diplomática y autoridades de cada país”.

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