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Cómo llegó Ecuador a la guerra interna

Tras el operativo en que se detuvo a 31 personas vinculadas con el caso ‘Metástasis’, la fiscal Diana Salazar ya advirtió que la respuesta de los grupos delictivos será una escalada de violencia. Estos hechos y otros son relacionados en esta historia que explica cómo el Ecuador se hincó ante el crimen organizado

La secuencia de hechos que desencadenó la violencia, el miedo y la zozobra entre el 6 y 9 de enero es la siguiente:

1 Revelación del caso Metástasis, la orden de prisión preventiva en contra del exvicepresidente Jorge Glas

2 La fuga de Fito de la cárcel regional de Guayaquil

3 La investigación del contenido de la computadora de Glas como parte de la investigación por peculado a la Prefectura de Pichincha.

4 La captura del líder de Los Lobos Fabricio Colón Pico, alias el salvaje, acusado por la fiscal general Diana Salazar de querer atentar contra su vida.

5 La incorporación de nuevas preguntas a la consulta popular sobre la extradición de delincuentes ecuatorianos y las reformas a la ley de extinción de dominio para despojar a los delincuentes de activos de origen ilícito.

Alias Fito, líder de los Choneros y Fabricio Colón Pico se encuentran prófugos

Estos hechos no se dan por cuerdas separadas. Su relación es estrecha: el 14 de diciembre pasado, la fiscal general denunció que estructuras criminales utilizaban dinero obtenido de actividades ilegales para acceder a beneficios en sus procesos judiciales. El caso Metástasis revela los mecanismos utilizados para liberar a los condenados por narcotráfico con ayuda de la justicia. Estas estrategias delictivas para evadir a la justicia se realizaban con el apoyo de un grupo bien estructurado de abogados en libre ejercicio, jueces, fiscales, funcionarios del Consejo de la Judicatura y del Sistema Nacional Integral de Apoyo a Privados de Libertad, Snai.

El 3 de enero del 2024, la fiscal vinculó al caso ‘Metástasis’ a 8 personas más, entre ellos Xavier Jordán, millonario acusado de corrupción en hospitales públicos y hoy en la mira como posible autor del crimen de Fernando Villavicenio. En chats donde Leandro Norero (empresario procesado por nexos con narcotráfico) coordinaba con Jordán sobre negocios, aparecen reiteradamente las siglas RC y JG. Según la Fiscalía la red Norero tenía influencia al más alto nivel político, específicamente con personajes de la revolución ciudadana, como el exasambleísta Ronny Aleaga.

Capos: Xavier Jordán, empresario, inició sendos juicios contra todo medio y periodista que lo señaló en temas de corrupción, hoy, a la luz del caso Metástasis se sabe que fue el operador económico del narcotraficante Leandro Norero. Rony Aleaga, ex asambleísta de la RC, los chats revelados por la fiscalía lo señalan como operador (narco)político de Norero.

Luego, en un proceso por peculado, en el denominado caso Reconstrucción de Manabí, en contra del exvicepresidente Jorge Glas, el juez Luis Rivera de la Corte Nacional de Justicia, ordenó prisión preventiva para Glas y pidió a la Interpol su localización.

En otra investigación penal también por peculado en contra de la Prefectura de Pichincha en el que fue incautado un computador en la casa de Soledad Padilla, exasistente de Glas, se investiga su contenido como parte de las pericias del proceso. El origen de esta investigación penal son audios de conversaciones telefónicas entre Glas y Padilla, donde se evidencian que la Prefectura la contrató por influencia del exvicepresidente y le pagaba un salario, pese a que Padilla trabajaba realmente para Glas cuando estuvo en la cárcel.

Aunque Glas ha asegurado que el equipo incautado no es de él y que tampoco lo ha utilizado, se conoce del temor de las revelaciones a partir de los registros y datos que están en ese dispositivo. Las complicaciones judiciales de Glas llevaron a que el bufete de abogados belga Ius Cogens, de Christophe Marchand, que defiende a Rafael Correa, tome a cargo los procesos del exvicepresidente.

El pasado mes de noviembre Soledad Padilla sacó a la luz el acoso psicológico y abuso de poder que ejerció sobre ella el ex vicepresidente Jorge Glas, los hechos generaron un cisma en la revolución ciudadana y llevaron a la fiscalía iniciar una investigación por peculado, ya que Padilla confesó cobrar sueldo de la Prefectura de Pichincha pero trabajar para Jorge Glas que estaba preso. Las investigaciones llevaron a confiscar la MacBook Pro de Glas que debe ser explotada en la pesquisa.

El correísmo participa del unánime respaldo a Noboa

Luego del estado de excepción decretado, el 8 de enero, por el presidente Daniel Noboa tras los motines en seis cárceles, la respuesta de los grupos delincuenciales al día siguiente adquirió dimensiones nunca vistas que escalaron desde secuestros de 201 rehenes entre guías penitenciarios, personal administrativo y funcionarios del SNAI; explosiones de coches bomba en 12 provincias del país, robos, saqueos, tiroteos y la incursión armada en TC televisión, medio estatal que transmitía su noticiero en vivo, donde encapuchados armados tomaron como rehenes a periodistas, personal técnico y administrativo.

Los primeros intentos del gobierno actual por controlar la crisis ya se han teñido de sangre. Con esta incesante ola de ataques, mediante otro decreto Noboa declaró que el país se encuentra en un conflicto armado interno y tras calificar como terroristas a 22 grupos de delincuencia organizada, estableció que todo grupo terrorista es un objetivo militar.

La tarde del 9 de enero todas las fuerzas políticas de la Asamblea Nacional, incluyendo a la Revolución Ciudadana y los Social Cristianos, resolvieron apoyar al Gobierno de Noboa en materia de seguridad. Es más, cuadros del correísmo como la vicepresidenta de la Asamblea, Viviana Veloz, emitieron declaraciones reforzando tal discurso de respaldo.

El expresidente Rafael Correa también se ha pronunciado públicamente: “presidente Daniel Noboa, tenga todo nuestro total, irrestricto respaldo. Por favor, no ceda…Nuestras discrepancias políticas las discutiremos al día siguiente de la victoria. Hoy es momento de la unidad nacional”.

Esta postura, que es lo menos que se espera de la clase política en circunstancias tan críticas como las vividas, sí llama la atención si se recuerda que Correa nunca ha aceptado calificar como terroristas, ni siquiera a grupos como las FARC y además su gobierno firmó acuerdos de «pacificación» con bandas delincuenciales que operan en el país, los Latin King y Ñetas.

La pregunta siguiente es cómo relacionamos los discursos conciliadores con el caos que activan intermitente los grupos ahora calificados como terroristas y de algunos importantes personajes procesados e investigados por la justicia

Analistas consultados llaman a estar atentas sobre el estatus no solo de la situación en las cárceles sino también de fichas claves en los entramados de corrupción y el crimen como Jorge Glas, Fito y Fabricio Colón Pico.

¿Cómo escaló la violencia a los niveles que hoy tienen a Ecuador liderando estremecedoras cifras en la región?

Con una contienda electoral (octubre de 2023) teñida de sangre y un ambiente político en constante convulsión no solo por escándalos de corrupción, sino también por la bomba que ha significado las revelaciones de la penetración del narcotráfico en el tejido institucional del país, es importante saber cómo Ecuador se convirtió en un país tomado por las mafias de la cocaína, de la minería ilegal y de la corrupción. Unas mafias que según actores políticos y sociales y la misma fiscal general están vinculadas a los más altos círculos de la política y la institucionalidad del país. 

Los primeros indicios del accionar de bandas delincuenciales se dan en la década de los 90 con delitos como robos, asaltos y microtráfico. Los Choneros empezaban a figurar como una estructura cerrada que realizaba sus operaciones en las ciudades costeras de Chone y Manta (provincia de Manabí). Era una banda pequeña, organizada que al comienzo no tuvo vinculación con el tráfico internacional de drogas. Pero eso no tardó mucho en suceder. Su líder, Jorge Bismarck Véliz España, alias “teniente España” llevó a la banda a controlar el tráfico de drogas en Manabí.

La década del 2000 no solo fue de expansión para Los Choneros hacia el control de provincias como Santo Domingo, Los Ríos, Guayas y Pichincha, sino también de confrontación con bandas como la de Los Queseros por el control de las rutas del Pacífico.

La dolarización del Ecuador y el plan Colombia catalizaron el crecimiento de los grupos en el Ecuador. Durante el gobierno de Álvaro Uribe en Colombia se ejerció una fuerte presión en contra de las organizaciones narcodelictivas afectando sus operaciones. “Fue como comprimir a un gran globo hasta convertirlo en globos u organizaciones más pequeñas que se desplazaron hacia otros sectores”, explica el coronel Mario Pazmiño.

La dolarización del Ecuador y el plan Colombia catalizaron el crecimiento de los grupos en el Ecuador. Durante el gobierno de Álvaro Uribe en Colombia se ejerció una fuerte presión en contra de las organizaciones narcodelictivas afectando sus operaciones. “Fue como comprimir a un gran globo hasta convertirlo en globos u organizaciones más pequeñas que se desplazaron hacia otros sectores”, explica el coronel Mario Pazmiño.

Como consecuencia los líderes de los cárteles colombianos y mexicanos decidieron trasladar gran parte de su infraestructura delictiva hacia lugares con mejores condiciones para desarrollar el narcotráfico como: fronteras altamente permeables y altos niveles de corrupción, donde los jueces y fiscales puedan ser comprados y sea posible desde el cambio de identidad hasta el lavado de dinero. Los países que mejor se ajustaban a esos requerimientos fueron Venezuela desde donde sale el 15% de la producción de cocaína de Colombia, y Ecuador de donde sale el 75%.

Una singularidad explica ese nivel de salida de la droga por el lado ecuatoriano: la falta de controles en las fronteras, en los territorios marítimo y el espacio aéreo.

Incautación de drogas 2023. Foto: Policía Nacional

La posición geográfica también fue un factor importante para que las organizaciones criminales transnacionales escojan a Ecuador, por su cercanía al Canal de Panamá y Costa Rica.

Atraído por el potencial de la ruta por Ecuador el cartel de Sinaloa acentuó su presencia en el escenario nacional. Para movilizar la droga desde los departamentos de Nariño y de Putumayo necesitaban contactar con una banda local que les proporcione los servicios de protección de cargamentos, traslado vía terrestre hacia los centros de acopio, seguridad de los centros de acopio y traslado desde los centros de acopio hacia las plataformas internacionales.

La principal banda delincuencial reclutada fue de Los Choneros que pasó a formar parte de la estructura del crimen organizado transnacional.

Para entonces Jorge Luis Zambrano, alias rasquiña, asumía el liderazgo de Los Choneros.

El nacimiento de una narco-democracia

El bombardeo del ejército colombiano, el 1 de marzo de 2008, en el sector de Angostura (Sucumbíos) y que terminó con la muerte de un cabecilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, Raúl Reyes, abrió una caja de pandora para Ecuador.

Marzo de 2008, bombardeo en Angostura: fue el inicio de una serie de hechos que determinaron con claridad la presencia del narcotráfico en la política. Pese al grito de la prensa y la sociedad civil el Estado hizo oídos sordos. Foto: Archivo

Una Comisión de Transparencia investigó la incursión armada y las posibles vinculaciones de funcionarios del Gobierno de Rafael Correa con las FARC. Francisco Huerta Montalvo, coordinador de ese cuerpo colegiado, advirtió que: «se está convirtiendo a Ecuador en una narcodemocracia» (…) «todos los poderes del Estado» están siendo infiltrados por el tráfico de drogas.

Entre las conclusiones de la Comisión se reveló que los cuadernos encontrados en Angostura establecen vínculos del Gobierno de Correa con las FARC. Según la Comisión, el 15 de enero de 2008, Reyes escribió: “Definitivamente, tengo la certeza de que el Gobierno de Correa nos ha traicionado… Las dilatorias para la liberación de los prisioneros y el intercambio humanitario lo dejan claro. Solo les interesa negociar la merca”.

En la década del 2010 muchos integrantes de Los Choneros empezaron a ocupar las prisiones del país y su líder Rasquiña no fue la excepción. Fue detenido en 2011 por asesinato. Debía cumplir sentencia por 25 años en el Centro de Rehabilitación conocida como La Roca. En febrero del 2013 escapó de esa cárcel, pero meses después fue recapturado en Bogotá- Colombia.

Desde la cárcel Rasquiña volvió a liderar a los Choneros y afianzó su poder, especialmente en los reclusorios del país. Las operaciones de la banda se diversificaron hacia la extorsión, el robo, el tráfico de armas y el sicariato.

El informe policial ‘Evaluación situacional del entorno estratégico del narcotráfico en Ecuador 2019-2022’, dice que mientras Rasquiña dirigía los actos delincuenciales desde prisión también “logró reclutar más integrantes lo que permitió el surgimiento de subgrupos criminales como los Tiguerones, los Lobos y los Chone killer»

Todas estas organizaciones eran leales a Rasquiña, pero tras su asesinato, en diciembre del 2020, se desató una ola de violencia no solo en las cárceles sino también en los territorios donde operaban estas bandas.

Jorge Luis Zambrano, líder de Los Choneros, su asesinato a fines de 2020 resquebrajó la organización y dio paso al nacimiento de nuevas estructuras como Los Lobos, liderados por Leandro Norero. Foto: Archivo Ministerio de Gobierno

La muerte de Rasquiña es un punto de inflexión en la historia de los grupos locales de delincuencia organizada. Las 3 bandas mencionadas se unieron convirtiéndose en contrincantes de Los Choneros que fueron comandados por José Adolfo Macias Villamar (alias Fito), y Junior Alexander Roldán Paredes (alias JR), hasta que este último fue encontrado muerto en Colombia en mayo pasado, fue asesinado por uno de sus escoltas.

Fito es el actual líder de los Choneros desde la cárcel regional del Guayas.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga en un informe de 2022 sobre el narcotráfico a escala mundial, dice que Ecuador se convirtió en un centro de exportación de la droga. Por lo tanto, los actores internacionales del negocio aumentaron. Son cuatro cárteles: Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, cartel del Golfo y Comando Vermelho. Esta última organización pertenece a la mafia brasilera.

Desde 2021 hasta finales de 2022, las disputas por territorio y poder han terminado en atroces crímenes en las principales cárceles del país y en lugares críticos de Guayaquil y toda la Costa porque en esas zonas funcionan el suministro, el acopio y el envío de la droga.

¿Quiénes son las nuevas facciones de las bandas carcelarias?

La facción conformada por los Tiguerones, los Lobos y los Chone Killer dan a los cárteles los servicios de acopio, seguridad y salida de la droga. Su modus operandi se identifica por la falsificación de identidad de funcionarios públicos, incluidos policías. Mediante el empleo de mucha violencia logran ingresar a los territorios y matar a sus enemigos.

El exministro del Interior, José Serrano, junto con los Latin Kings, pese a no estar en el Ecuador por las decenas de investigaciones por corrupción hoy goza de información privilegiada sobre el crimen organizado, aún posee importantes vasos comunicantes en la policía.

Los verdaderos jefes siguen intocados

Las cabezas del crimen organizado que opera en Ecuador siguen lejos de los reflectores e intocados a criterio de Luis Córdova, coordinador del programa de investigación, Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central del Ecuador.

Desde la perspectiva de este experto mucho de lo que se conoce sobre los grupos nacionales y transnacionales dedicados al narcotráfico se basa en informes de inteligencia policial que se han limitado a identificar y clasificar a las bandas locales. Pero es importante diferenciar el nivel de las pandillas, que han crecido enormemente, a nivel de las redes de crimen organizado donde tienen enorme presencia actores empresariales, políticos y funcionarios públicos, quienes conforman las mafias que operan desde el Estado para dar seguridad y protección a las redes criminales.

Córdova considera que al entender la configuración de estos niveles de la criminalidad se puede entender el mapa criminal del país donde las pandillas surgen ante la ausencia o la fractura familiar o ante la falta de educación. “Cuando hay ausencia de instituciones que puedan articular tejidos, relaciones sociales con niños y adolescentes, es mucho más probable que, en un entorno de violencia estructural, comiencen a constituirse pandillas”.

Luis Córdova / coordinador del programa de investigación, Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central del Ecuador.

Por ello Córdova cuestiona que se quiera posicionar la idea de que Los Choneros, los Lobos o los Tiguerones son los carteles y que los líderes de esas organizaciones son los capos. “Esto se posicionó con la narcocultura construida en torno a la figura de Pablo Escobar, pero los verdaderos jefes están muy bien vestidos, cenando en los mejores hoteles de Guayaquil y Quito, viviendo en los mejores barrios y bien protegidos”, asegura.

Esta estructura que opera al más alto nivel no se está identificando y por eso el crimen organizado sigue intocado, sigue creciendo y la violencia aumenta, según el analista, quien sustenta sus afirmaciones en que la misma dinámica ocurre en México y Centroamérica.

Córdova agrega que las masacres carcelarias en Ecuador han sido un recurso que ha cumplido un ciclo político, pues no es casual que se hayan ejecutado en momentos coyunturales de la política nacional. “Diría que esas masacres son permitidas porque hay un alineamiento entre las pandillas carcelarias que ponen la carne de cañón, las redes criminales que necesitan visibilizar la violencia para presionar por cambio de políticas o cooptar más autoridades, y las mafias estatales que permiten que ingresen las armas a las cárceles para operativizar las matanzas”.